Los límites artísticos en la proyección de los grandes museos del mundo
La polémica abierta en dos países (España y Reino Unido) sobre los límites temporales y artísticos de dos grandes instituciones museísticas nos pone ante unos conceptos que deben revisarse. ¿Es apropiado que el Museo del Prado penetre en el arte del siglo XX, en el que el Museo Reina Sofía se ha especilizado? ¿Puede hacer lo mismo la National Gallery de Londres respecto a la Tate Modern? Aquí dejamos dos muestras periodísticas sobre la cuestión.
La polémica sobre la apertura del Museo del Prado al arte contemporáneo ha llegado a la Cámara Baja. El director de la Pinacoteca, Miguel Zugaza, intervino ayer en la Comisión de Cultura del Congreso para explicar el balance de su gestión y presentar el Plan de Actuación para los próximos cuatro años. Casi dos horas de alabanzas unánimes y buenas palabras de los grupos parlamentarios a la gestión de la actual dirección que, sin embargo, se vieron marcadas al final por la exigencia de explicaciones expresada por el portavoz popular en la Comisión de Cultura, José María Lassalle, después de que Zugaza confirmara en sede parlamentaria que el futuro del museo pasa por abrirse a nuevos ámbitos.
Zugaza, ayer, explica la política del Prado a los miembros de la Comisión de Cultura
El director del Prado defendió que esa «apertura a lo contemporáneo» es algo que «le está ocurriendo a todos los museos históricos del mundo» e, incluso, bromeó con la posibilidad de que, como en el caso del Louvre, el futuro de la pinacoteca española esté en Abu Dhabi. En esa misma línea señaló: «El Prado se encuentra más abierto que nunca a explorar nuevos horizontes».
Sobre esa afirmación, José María Lasalle alertó contra una posible intrusión de la pinacoteca en la esfera del Reina Sofía, y subrayó la necesidad de «delimitar con claridad cuál es la separación entre ambas colecciones». Para ello, el diputado popular creyó necesario «dotar al Reina Sofía de un estatus jurídico comparable al del Prado».
En opinión de Zugaza, ese ensanchamiento de miras no supone «ninguna amenaza para otros museos», sino todo lo contrario. «Es en todo caso enriquecedor para el Prado, para el público y para los museos que colaboran con el Prado y están en su entorno», sostuvo el máximo responsable de la pinacoteca, tras reivindicar un lugar para lo contemporáneo dentro de ella, «porque -dijo- no creo en divisiones traumáticas de la Historia del Arte».
«No quiero crear problemas»
«No está en el espíritu de esta dirección el tratar de crear ningún tipo de problema a otra institución», aseguró Zugaza, quien instantes después expresó su intención de trabajar codo con codo con la dirección del Reina Sofía. Un decreto ley regula la división entre ambas instituciones, a partir del nacimiento de Picasso. Sin embargo, exposiciones en el Prado de artistas como Cy Towmly o Bacon -en la que no se han incluido los cuadros del pintor inglés del Reina Sofía- ponen en entredicho esa separación de colecciones.
«Creo claramente en la continuidad de las dos colecciones. Creo que es la misma colección dividida en dos instituciones y la responsabilidad de ambas es colaborar estrechamente para tratar que El Prado explique la Historia del Arte razonablemente hasta donde crea que es necesario explicar, y el Reina Sofía pueda afincar el principio de su discurso histórico donde precise», concluyó.
Zugaza, ayer, explica la política del Prado a los miembros de la Comisión de Cultura
El director del Prado defendió que esa «apertura a lo contemporáneo» es algo que «le está ocurriendo a todos los museos históricos del mundo» e, incluso, bromeó con la posibilidad de que, como en el caso del Louvre, el futuro de la pinacoteca española esté en Abu Dhabi. En esa misma línea señaló: «El Prado se encuentra más abierto que nunca a explorar nuevos horizontes».
Sobre esa afirmación, José María Lasalle alertó contra una posible intrusión de la pinacoteca en la esfera del Reina Sofía, y subrayó la necesidad de «delimitar con claridad cuál es la separación entre ambas colecciones». Para ello, el diputado popular creyó necesario «dotar al Reina Sofía de un estatus jurídico comparable al del Prado».
En opinión de Zugaza, ese ensanchamiento de miras no supone «ninguna amenaza para otros museos», sino todo lo contrario. «Es en todo caso enriquecedor para el Prado, para el público y para los museos que colaboran con el Prado y están en su entorno», sostuvo el máximo responsable de la pinacoteca, tras reivindicar un lugar para lo contemporáneo dentro de ella, «porque -dijo- no creo en divisiones traumáticas de la Historia del Arte».
«No quiero crear problemas»
«No está en el espíritu de esta dirección el tratar de crear ningún tipo de problema a otra institución», aseguró Zugaza, quien instantes después expresó su intención de trabajar codo con codo con la dirección del Reina Sofía. Un decreto ley regula la división entre ambas instituciones, a partir del nacimiento de Picasso. Sin embargo, exposiciones en el Prado de artistas como Cy Towmly o Bacon -en la que no se han incluido los cuadros del pintor inglés del Reina Sofía- ponen en entredicho esa separación de colecciones.
«Creo claramente en la continuidad de las dos colecciones. Creo que es la misma colección dividida en dos instituciones y la responsabilidad de ambas es colaborar estrechamente para tratar que El Prado explique la Historia del Arte razonablemente hasta donde crea que es necesario explicar, y el Reina Sofía pueda afincar el principio de su discurso histórico donde precise», concluyó.
ABC, 18 de febrero de 2009
La National Gallery y la Tate flexibilizarán la frontera de sus contenidos
Ambas instituciones prorrogan el acuerdo por diez años firmado en 1996 y que desde 2006 no se había renovado. El nuevo acuerdo respeta, de 2009 a 2019, el principio de que a la National Gallery le corresponde la pintura producida hasta 1900, mientras que la posterior corresponde a la Tate Modern.
Pero esa frontera pasa oficialmente a ser flexible, tanto en las adquisiciones como en las exposiciones y obtención de legados. La National Gallery podrá adquirir obras pintadas en el siglo XX si son de artistas normalmente asociados al siglo XIX o comenzaron en él su actividad, como ocurre con Cezanne, Monet y Renoir. Por su parte, la Tate Modern podrá comprar pinturas realizadas en el siglo XIX si a sus creadores se les encuadra más en el siglo XX, como es el caso de Bonnard, Picasso y Matisse. Antes de proceder a la compra, ambos museos se consultarán para evitar motivos de conflicto.
En cuanto a las exposiciones, «ni la National Gallery ni la Tate tienen por qué limitarse al área artística de sus colecciones», según indica el acuerdo. Tanto una como otra pueden centrar sus muestras en artistas que trabajaron a la vez en el siglo XIX y en el XX. A la gran pinacoteca nacional, además, se le reconoce expresamente el derecho a exhibir obras contemporáneas si entran en diálogo con pinturas anteriores.
Otra novedad es que la Tate Britain, dedicada a la creación de artistas británicos, podrá combinar su propia colección con otras de artistas europeos de la misma época, sin que la National Gallery perciba esto como una agresión.
ABC, 20 de febrero de 2009