"Casa de Muñecos" de Valle Rivilla, la intrahistoria llevada a la pintura

Todo lo que cuentan a diario los periódicos, la historia toda del "presente momento histórico", no es sino la superficie del mar, una superficie que se hiela y cristaliza en los libros y registros, y una vez cristalizadas así, una capa dura, no mayor con respecto a la vida intrahistórica que esta pobre corteza en que vivimos con relación al inmenso foco ardiente que lleva dentro. Los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que, como las madréporas suboceánicas, echa las bases sobre las que se alzan los islotes de la Historia. Sobre el silencio augusto, decía, se apoya y vive el sonido, sobre la inmesa humanidad silenciosa se levantan los que meten bulla en la Historia. Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua como el fondo mismo del mar, es la sustancia del progreso, la verdadera tradición, la tradición eterna, no la tradición mentida que se suele ir a buscar en el pasado enterrado en libros y papeles y monumentos y piedras.

MIGUEL DE UNAMUNO, En torno al casticismo, 1905
Y comieron perdices: la foto. Mixta / Tabla. 24 x 24 cm.

La vida de centenares de personajes pintados sobre la superficie plana de un cuadro sirve para ilustrar pequeñas escenas de la vida cotidiana. Personajes anónimos, que necesitan de los demás para expresar sentimientos colectivos; personajes sin rostro, que viven, se mueven y conforman grupos de hombres y mujeres necesitados de la compañía que se prestan.

Esta muestra revela la obra de una artista, Valle Rivilla, que ha sabido plasmar en sus creaciones un espíritu nuevo: originalidad en imágenes, imágenes con sentimientos de calma, serenidad, emociones contenidas, manifestaciones, concentraciones humanas en interminables y alargadas colas sin fines concretos, o con ellos para deleite común. Todos entretejen una historia sin calado, expresan un relato humano de corto alcance, tal como reflejaba Unamuno en sus escritos; contienen en sí estas obras de arte la intrahistoria de unos personajes que se mueven sin pesar, sin el dramatismo de la vida misma, por unos escenarios también anónimos, interminables e infinitos. Quizá emanen de ellos cierta dulzura, emoción contenida, alegría, pero manifiestan una vida silenciosa y permanente, la substancia del progreso. Tenemos ante nosotros el sentir último de una artista que continua sorprendiendo a sus allegados y amigos.

Esperemos todavía deleitarnos con lo mejor de su sentimiento más íntimo y latente en nuevas obras que vean la luz e iluminen nuestro panorama cultural...

CarbulArte. JMLF

Corazon contento. Mixta / Tabla. 33 x 41 cm.

Algunos datos bibliográficos

Valle Rivilla es licenciada en Derecho por la Universidad de Córdoba. Recibe de Desiderio Delgado sus primeras enseñanzas artísticas y posteriormente ingresa en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla.

Desde 2003 ha participado en numerosas exposiciones colectivas, lo que unido a la obtención de diversos premios, realización de cursos y de ilustraciones contribuye a una continuada y sólida proyección. Ha realizado dos exposiciones individuales: Paisajes humanos en la sala de exposiciones Cajasur (Córdoba, 2008) y Gente y color en la galería ArteSonado (La Granja de San Ildefonso, 2009). Actualmente presenta Casa de muñecos en la galería Carmen del Campo.

Y comieron perdices: la fiesta. Mixta / Tabla. 24 x 24 cm.

LOS MUÑECOS DE VALLE RIVILLA


Hay alumnos que mejoran a los profesores, que los justifican. Uno no pinta nada en esto de la pintura, y tampoco en casi todo lo demás. De modo que no es en la pintura donde Valle Rivilla puede querer mejorarme ahora, después de haberlo intentado en el Derecho. Con una generosidad de la que ella no es consciente, me pide unas letras para el catálogo de su exposición. No para que yo cante aquí su gloria artística, sino para ensalzarme a mí con este honor.

Estos cuadros de Valle Rivilla están hechos con la vida diaria de Valle Rivilla, con el dolor y la alegría de Valle Rivilla. Pinta con toda su biografía desordenada por el estudio. Pinta mojando el pincel en la memoria sagrada de lo que ha ido dejando por el camino. Busca en su interior, porque está llena de paisajes, se le caen los paisajes y ni se molesta en recogerlos, tantos tiene; llena está de retratos de todas las vidas que le quedan por vivir, de gentes y de cosas que nunca conocerá, pero que le deberán a ella su existencia. O sea, crea; no de la nada, ella no tiene aspiraciones políticas, sino de lo creado, a lo que presta desmemoria para infundirle una luz nueva, un leve matiz de eternidad.

Estos cuadros tratan de la gente, de la buena gente en hilera esperando su vez, la gente bulliciosa de las bodas, de las playas, de los parques, gente apacible que mira pasar su vida desde un escalón, no necesariamente el más bajo. Gente sin más identidad que ser gente, carne orgullosa de la crítica pedante y trivial, para eso estamos la gente. En estos cuadros se canta lo cotidiano, el gozo dulcísimo de la vida diaria. En los cuadros de Valle Rivilla no salen tontos importantes, que tanto afean el paisaje.

Si uno se fija bien, puede reconocerse en el individuo -la autora, con mayor ternura, los llama muñecos- tercero de la fila que va a "Contracorriente", o en el que lleva la bicicleta en "Here comes the sun", o quizá sea uno de los honestos bailarines de "Corazón contento". En cada uno de nosotros hay mucha variedad, esa es la ventaja de formar parte de la gente. Nada más satisfactorio que pertenecer a un mundo amable y jovial, lleno de voces, de risas, de vida, un mundo de gente corriente y sin pretensiones de engordar los muslos celulíticos de la historia.

Pasodoble torero. Mixta / Tabla. 61 x 63 cm.

A mí no me parece casual que Valle Rivilla no haya pintado colas de señores con chistera, grupos de gobernantes en actitud de servicio, reuniones de señoritos con botines, aburridos conferenciantes en escalera. Para entender estos cuadros hay que aniñar un poco la mirada crítica y dejarse llevar por el entusiasmo del anonimato. Si alguna vez Valle Rivilla pinta el retrato de un señor muy importante, pondrá cerca de él a un perro callejero, un perro hijo de cien padres que lo abochorne con una mirada de indiferencia. Para que sea el perro el que entre en la historia del arte.

La vida más difícil de vivir es la vida diaria, la única verdadera. Por eso es la más difícil de pintar. En el "Diario de Otilia", dentro de Las afinidades electivas, dice Goethe que "ver lo difícil tratado con facilidad nos da una idea de lo imposible". Eso es lo que todos los días trata de hacer Valle Rivilla.

José Javier Amorós Azpilicueta

Contracorriente. Mixta / Tabla. 20 x 77 cm.

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Decía Rodin que es feo en el arte lo que es falso, lo que es artificial, lo que es afectado y precioso, lo que sonríe sin motivo, lo que se amanera sin razón, lo que se arquea o se endereza sin causa, todo lo que carece de alma y verdad, todo lo que no es más que alarde de hermosura y de gracia, todo lo que miente.

Si tuviera que resaltar dos rasgos que definan la obra de Valle Rivilla serían, sin duda, la autenticidad y la sencillez. Ella pinta con toda la limpieza y el amor que requiere la pintura.

Desbordante de afectos y enemiga de toda falsedad, no es de extrañar que, con su paleta armoniosa y una admirable economía de medios, nos ofrezca estos cuadros llenos de gente en un mundo creado por ella, su particular casa de muñecos. La pintura de Valle Rivilla es exactamente "su" pintura. No es posible confundir a esos que esperan para pedir un deseo, a los que se pasean por un cuadro de menta, o a quien canta una canción para la luna.

Valle Rivilla posee la curiosidad de un niño y la disciplina de un deportista. Crítica consigo misma, sabe que para un artista no está de más que alguien le ponga de vez en cuando al corriente de sí mismo.

De todo lo anterior, soy testigo de excepción: Valle Rivilla es mi sobrina. Sólo me queda darle la enhorabuena por su excelente trabajo, y desearle toda la suerte que se merece en este viaje sin retorno.

Paco Luque

Una espera de 164 muñecos. Mixta / Tabla. 81 x 100 cm.

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Hay alumnos que desde el primer momento te hacen las cosas fáciles, que captan con mayor facilidad cuanto quieres enseñarles y que más tarde, con esfuerzo, dedicación e interés, desarrollan el talento que poseen. Este es el caso de Valle. Con tesón ha conseguido un lenguaje propio. Un lenguaje lleno a la vez de ingenuidad y profundidad, de diversión y denuncia, de soledades y multitudes. Sus lienzos de colores planos se llenan de personajes que, como si fueran un enjambre, esperan juntos su destino, mientras celebran la vida. Pero todas las celebraciones necesitan un momento de soledad, un momento de reflexión profunda para seguir el viaje hacia esa meta que se anhela y, en la cual, la recompensa es el crecimiento personal y la libertad exenta de sacrificios. El color se llena de gente, se llena de la alegría con la que la artista nos hace vivir su pintura. La misma alegría que ella nos transmite a quienes tenemos la suerte de tenerla cerca.

Desiderio Delgado

Los globos también esperan. Mixta / Tabla. 55 x 100 cm.

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"Sueño con un arte equilibrado, puro, apacible, cuyo tema no sea inquietante ni turbador, que llegue a todo trabajador intelectual, tanto al hombre de negocios como al artista, que sirva como lenitivo, como calmante cerebral, algo semejante a un buen sillón que le descanse de sus fatigas físicas".

Lo dijo Matisse. Yo no podría estar más de acuerdo, ni haberlo dicho mejor. Ese es el fin último de mi pintura. La gente que espera en el cuadro, la que entra o sale de él, no es más que el medio para conseguirlo. Con esos personajes y uno o dos planos de color a lo sumo, trato de establecer relaciones entre colores y coordinar ritmos. A veces unos colores van llamando a otros (ellos solos, como si yo no tuviera nada que decir). Otras me piden ayuda, y los hago entrar y salir hasta que considero que el trabajo está acabado. Es entonces cuando viene lo más complicado: que nadie sospeche el trabajo que ha costado. Después de todo, pinto para divertir y para divertirme...

Valle Rivilla

Here comes the sum. Mixta / Tabla. 100 x 146 cm.

Y vuelta a empezar. Mixta / Tabla. 61 x 63 cm.

Tres en un cuadro de menta. Mixta / Tabla. 77 x 80 cm.

Una espera de 348 muñecos. Mixta / Tabla. 100 x 146 cm.

CATÁLOGO DE "CASA DE MUÑECOS", de Valle Rivilla, Exposición abierta desde el 3 de marzo a 31 de marzo de 2010, en la Galería Carmen del Campo, de Córdoba.