Leonardo da Vinci cocinó un menú vegetariano para «La Última Cena»

Por supuesto, hablamos del famoso fresco del genial Leonardo da Vinci, «La Última Cena», en el que Jesús anuncia quién le traicionará tras haber dado cuenta de las viandas servidas, como bien lo explican los evangelistas San Mateo, San Marcos y San Lucas.

Se supone que los invitados a la Última Cena debieron comer un menú compuesto, en esencia y como manda la tradición, por cordero asado, acompañado de hierbas amargas, pan sin fermentar y, de bebida, vino. Pero, tras un estudio minucioso de la obra, parece ser que el menú se vuelve mucho más vegetariano, según se desprende un informe publicado esta misma semana en la revista «Gastronómica».

En las páginas de esta publicación, el historiador John Varriano ha relatado y explicado detalladamente el que en principio se antoja sorprendente resultado de una serie de concienzudos análisis de la obra del genio de Vinci. Más concretamente, el estudioso ha ido analizando los platos y descubriendo que unas anguilas adornadas con naranjas sustituyen al tradicional cordero, tan habitual en todos los países del Mediterráneo. El minucioso estudio fue posible gracias a la restauración que de la obra se hizo en el año 1997.

La presencia del pan y del vino encima de la mesa son detalles bien apreciados desde siempre y sobre los que no puede existir duda alguna, pero el verdadero y gastronómico problema era saber el auténtico contenido de los platos que aparecía notablemente confuso en la conocida y genial obra. En ella se observa que el plato de Jesús está vacío, pero a su izquierda hay uno lleno de peces enteros que se ven con bastante claridad, mientras que los platos de la parte derecha aparecen ciertamente difuminados, excepto uno, en el que el estudio de Varriano demuestra que se trata de una anguila asada decorada con unas delicadas rodajas de naranja.

La posibilidad de analizar con lentes de aumento la obra restaurada, muestra que en el menú había más fruta, como se puede ver por los restos de granadas esparcidos por toda la mesa. El descubrimiento del menú a base de pescado no cambia el simbolismo, porque, como señala el autor de la investigación, el pez era el símbolo de los cristianos, pero al mismo tiempo, no hay documentación que demuestre que en la mesa había pescado, por lo que Leonardo da Vinci tuvo que tener un buen motivo para introducir este cambio de menú.

Así, Varriano también señala que partiendo de la base de que cada pintor se pinta a sí mismo en sus obras, y siendo vegetariano el propio Leonardo, como queda demostrado a través de algunas misivas del genio toscano, la elección de la comida en el cuadro se vio condicionada por sus gustos culinarios personales.

Además, el uso de las anguilas durante el Renacimiento era bastante común en Italia, de ahí la elección de este pescado para el colosal cuadro, y el uso de la naranja para decorar era una propuesta de un libro de Platina que poseía Leonardo, así que quizá no acertó con el menú, «pero puso un toque de contemporaneidad a la obra», como finaliza Varriano su estudio.

Verónica Becerrila (Roma): Leonardo da Vinci cocinó un menú vegetariano para «La Última Cena», ABC, 2 de octubre de 2008