Lynne Cooke: "Los años treinta serán el núcleo de la colección permanente"
Cuando Manuel Borja-Villel anunció el pasado abril que había fichado como subdirectora de Conservación, Investigación y Difusión del Museo Reina Sofía a Lynne Cooke, directora artística de la Dia Art Foundation de Nueva York, una de las instituciones más prestigiosas en arte contemporáneo, aseguró que eso era una "señal de normalización" y un "reconocimiento" a sus planes para el museo. "Cobrará menos de lo que cobraba en Estados Unidos", añadió por si no hubiera quedado claro lo que quería decir.
Lynne Cooke, en la terraza del Museo Reina Sofía. Manuel Escalera
Han pasado dos meses desde que el pasado julio Cooke asumiera su cargo y ya se ha puesto manos a la obra para acompañar a Borja-Villel en sus planes para "dar la vuelta al museo como un guante". Es difícil no preguntar a esta doctora en arte por la Universidad de Londres, profesora en las universidades de Yale, Columbia, Syracuse, el University Collage de Londres o el Center for Curatorial Studies del Bard Collage, comisaria de la Bienal de Venecia de 1986, directora de la Bienal de Sidney en 1996, comisaria de numerosas exposiciones en todo el mundo y autora de numerosas publicaciones por qué aceptó este puesto. "Porque me planteaba muchos retos: organizar un programa de exhibiciones temporales, trabajar en la colección permanente... y hay un muy buen equipo. Es la primera vez que trabajo con una colección con un arco histórico que se expande a lo largo de todo el siglo XX. La de Dia empieza en los sesenta. También el público es diferente, más amplio y diverso, y eso obliga también a adoptar una forma distinta de pensar", asegura en la primera entrevista que concede desde que se instaló en España.
Reforzar y reorganizar la exhibición de la colección permanente del Reina Sofía es su prioridad. "Tiene algunos grandes puntos fuertes. Los artistas españoles, como Dalí o Picasso están muy bien representados. Pero, dicho eso, ninguna institución del mundo puede recoger completamente el presente, ni siquiera de todo el siglo XX". ¿Salvo el MOMA o el Centro Pompidou? "Ni tan siquiera ellos". Por eso, afirma Cooke, cada institución debe elegir un foco o área de especialización y tener en cuenta las responsabilidades que tiene con el lugar en el que se encuentra. "Como colección nacional, el Reina Sofía tiene que coleccionar arte español con una intensidad especial a la que no están obligadas otras instituciones. Luego, hay formas distintas de interpretar la historia. No hay una lectura objetiva y es importante establecer de forma clara el marco interpretativo que la institución adopta". ¿Cuál será la lectura del Reina Sofía? "Los años treinta serán un núcleo principal. Se trata de un periodo muy intenso en lo que supuso para la historia, la cultura y el arte españoles, pero también internacionalmente. Por eso lo vamos a prestar mucha atención y lo vamos a contextualizar de una formar que no se encuentra en otro lugar".
Dar contexto significa mirar qué sucedía en Europa en esa década o analizar el activismo político de muchos artistas de ese periodo. "Es interesante, por ejemplo, ver cómo los diferentes movimientos reaccionaron a ciertas cuestiones desde sus propios estilos. Las respuestas al fascismo pueden ser similares, pero el aspecto de las obras es muy distinto", dice Cooke. Y todo ello, con un enfoque multidisciplinar que tiene en cuenta la arquitectura, el diseño, la fotografía o el cine. De hecho, Cooke explica que, "en miniatura", la reciente contextualización que se ha hecho en la sala en la que se expone el Guernica de Picasso es una muestra de lo que se pretende hacer con la colección. La obra maestra de Picasso está rodeada por una maqueta del Pabellón Español de la Expo de parís de 1937, para el que fue creada, y por un modelo de la Fuente de mercurio que Alexander Calder realizó para el mismo espacio. También se proyecta, frente a la obra, la película Espagne 1936, dirigida por Jean Paul Dreyfus con guión de Luis Buñuel y se muestra una selección de fotos de Robert Capa de la Guerra Civil.
El Guernica, no hay cuestión, seguirá siendo la piedra angular del museo. Pero, de moverlo, tan siquiera de sala, ni hablar. Al menos en el futuro previsible. "No veo ninguna urgencia. Está bien exhibido ahora y no es prioritario cambiarlo de sitio. Se ha mejorado el acceso a la sala para que se pueda contemplar de frente, que es como debe hacerse porque es una pintura muy grande que hay que leer de forma secuencial".
Además de reforzar los años treinta, el Reina Sofía prestará más atención a la década de los sesenta. "Es uno de los momentos más importantes del arte tras la II Guerra Mundial y es crucial entender cómo las artes visuales cambiaron en esa década. Creo que algunos de los movimientos más célebres, como el pop o el minimalismo tienen que contrapesarse con otros artistas con otras formas de pensamiento, en la línea de Marcel Broodthaers, con obras más conceptuales, performances, quizás, y poder dar una explicación a por qué los jóvenes artistas actuales siguen teniendo como referencia los años sesenta". También hay que reorganizar la parte más reciente de la colección, de los sesenta en adelante. "Creo que está muy desenfocada en este momento. La parte de Tàpies, Fontana... los grandes nombres europeos de la posguerra son un punto fuerte de la colección. Pero la siguiente generación, la de los sesenta y setenta, no es tan fuerte".
Isabel Lafont (Madrid): "Los años treinta serán el núcleo de la colección permanente", El País, 1 de octubre de 2008