Pero... ¿esto es Gaudí?

"Oh, my God". El sol golpeaba fuerte ayer a mediodía. Pero más que al golpe de calor recibido tras el fresquito de la estación de metro, la expresión de la pareja de turistas parecía responder al impacto de ver a pocos metros la enorme mole de la Sagrada Familia. O al temor a las colas ante las masas de gente haciéndose fotos dentro y fuera del recinto. Eran británicos, como el 20% de los 2,8 millones de visitantes al templo entre junio de 2007 y mayo de 2008. Lo primero que veían era la parte original, es decir, la fachada del Nacimiento que dejó terminada Antoni Gaudí en 1926, poco antes de que muriera atropellado por un tranvía cuando estaba a punto de cumplir los 75 años.

La Sagrada Familia, en los años veinte- J. Sánchez

A día de hoy se ha triplicado la superficie del templo -la nave central ya está cubierta e incluso una parte se ha abierto al culto- y al ritmo actual podría estar acabado en unos 20 años. Y eso porque será difícil elevar los 170 metros del cimborrio de Jesucristo que coronará el templo y, lo más peliagudo, construir la escalinata de la fachada principal de la Gloria que sobrevolará la calle de Mallorca (por debajo de la cual pasará el AVE, para espanto de la junta constructora, que asegura que hay peligro de derribo). Para lo cual será necesario derribar más de un edificio de vecinos.

Pero lo que ven boquiabiertos, y en general encantados, los turistas... ¿es obra de Gaudí? Saben que es un templo under construction cuyo autor está muerto. Se les explica (y ellos se creen) que se está siguiendo a rajatabla "el espíritu de Gaudí". Se invoca un espíritu -que algunos quieren santo; el proceso de beatificación sigue su curso- muy difícil de materializar en piedra y cemento, porque Gaudí no era un intelectual de planos y proyectos, sino un arquitecto a pie de obra que iba modificando y modelando según se iba construyendo.

Hacía años que no se cuestionaba la continuación del templo (la más sonada protesta fue la jornada de insultos frente a la fachada de la pasión de 1990 por las esculturas de Subirachs). Hasta ahora. Se ha puesto en marcha un nuevo manifiesto en el que, además de denunciar la restauración realizada en otras obras del arquitecto, se critica la imposibilidad de discernir ya "dónde empieza y dónde acaba" la obra de Gaudí. "Lo que sobresale", dicen, "es la mediocridad de un grupo de técnicos y promotores que, en el mejor de los casos, cargados de buena fe pero sumergidos en un paternalismo anacrónico, utilizan Gaudí, una vez más, para legar su huella personal en detrimento de la obra original".

El manifiesto lleva por título Gaudí en alerta roja y está firmado por críticos y directores de museos y espacios de arte como Manuel Borja-Villel, Beth Galí, Rosa Maria Malet, Vicenç Altaió o Ramon Prat. Está colgado en la página web del FAD (www.fadweb.org) y ayer ya contaba con 104 adhesiones. "En octubre retomaremos el tema con unas jornadas en el mismo FAD en las que, además de aumentar las adhesiones, se estudiarán las medidas de presión a tomar en el futuro", comenta la crítica María del Mar Arnús, impulsora del manifiesto y del que se lanzó en diciembre de 2002 con el nombre Disparate en la Colònia Güell. De momento, y aunque lo de la Sagrada Familia es un escándalo descomunal que clama al cielo, no pedimos aún que se paren las obras y nos limitamos a denunciar el caso".

Foto aérea del templo- M. Sáenz

Ahora, como entonces, el tema que más preocupa es la restauración realizada en la iglesia de esta colonia textil en las afueras de Barcelona en la que Gaudí construyó una iglesia, inacabada, que se restauró entre 1999 y 2002, en una de las intervenciones más discutidas de los últimos años. El documento pide que se restituya la cripta a su estado anterior y la destitución del responsable del proyecto, el arquitecto Antonio González Moreno-Navarro, que era jefe del servicio de Patrimonio Arquitectónico de la Diputación de Barcelona.

González, que lleva ya un tiempo sin hacer declaraciones y no está ya al cargo de las obras, ha explicado en libros y revistas sus criterios científicos de restauración. Su hermano, catedrático de construcción arquitectónica de la UPC y su colaborador en este trabajo, tiene activa la web razones-cripta-gaudi.com, en la que también refuta las críticas. Pero el contacto de Antonio González con Gaudí pareció transformarlo, hasta el punto de que, en 2002, presentó una ponencia en un congreso en Valladolid que era la narración de un diálogo con "el maestro". En él, el mismo Gaudí aparecido le aplaudía los criterios empleados. Reconoce que, aunque el objetivo inicial era arreglar las goteras, limpiar y restaurar lo que estaba maltrecho, su referencia fue una fotografía antigua de 1915 de la cripta, por lo que optó por eliminar todos los añadidos posteriores y, de paso, cambiar el eje de la entrada, el pavimento y realizar otras intervenciones en las que utilizó materiales claramente modernos. Buscaba dejar clara la diferencia con la obra original. La selección de estos materiales se le ha criticado especialmente y, por encima de todo, el hecho de situar al final de la rampa una piedra con las fechas del inicio de las obras (1908) y el del final de la restauración (2002), seguida de la palabra "Amén".

Allí seguía el jueves, donde González lo puso, el "Amén". En contraste con las aglomeraciones de la Sagrada Familia, sólo tres japoneses y dos alemanas habían bajado aquel día a mediodía del tren en la estación de Colònia Güell. La visita es menos masiva -lo que hace aún más placentero el paseo por esta extraordinaria colonia-, pero, aun así, a Joan Rossell, el párroco de la iglesia, le molesta la turistización del enclave. Le enseñaba a Manuel Medarde, ingeniero, historiador y tesorero de la comisión de la Cripta de la Colònia Güell del arzobispado, cómo siguen apareciendo grietas en el interior de la iglesia y las manchas de moho fruto de las humedades de la sacristía.

La comisión ha denunciado la restauración en el juzgado y las obras están paradas a la espera de un informe del Ministerio de Cultura que no llega. Se quejan de la desidia de las instituciones, de todas, incluida la Iglesia, que se llenan la boca con Gaudí y después dejan que una de sus principales obras permanezca en este estado. "Esto ha sido un desastre porque, aunque tenían la documentación sobre los materiales y el proceso de construcción, no las han seguido", indica Medarde, que desgrana con pasión y saber enciclopédico todos los avatares de la colonia y de la cripta hasta el día de hoy. No en vano, se pasó años recogiendo testimonios y documentos para el estudio previo a los trabajos.

Visitantes en la Sagrada Familia- Carmen Secanella

"El problema con la restauración de Gaudí es que cuando se tuvo conciencia de lo que era el patrimonio en España ya habían pasado 50 años desde su muerte", explica Daniel Giralt-Miracle, que fue comisario del Año Gaudí en 2002. "Además, no hay una forma única de justificar las intervenciones y los criterios van cambiando. De todas maneras, creo que González lo hizo bien en la casa de los Botines de León, pero en la cripta, que es la gran reliquia, hubo una primera fase en la que se actúo con contención pero al final la restauración se le fue de las manos". Teniendo en cuenta que lo reconoce hasta un maestro de la diplomacia como Giralt-Miracle, está claro que aún no ha llegado la hora del amén.

Catalina Serra (Barcelona), Pero... ¿esto es Gaudí?, El País, 9 de agosto de 2008