"Las Señoritas de Avignon", cien años después

Las Señorítas de Avignon, considerada como la primera obra cubista, cumple cien años. Con este motivo el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) ha efectuado una exposición del cuadro y de 9 de los 16 bocetos conocidos para su realización. Este cuadro fue pintado por Picasso en 1907 cuando vivía en su estudio parisino de Bateau-Lavoir, pero pero no la exhibió hasta 1916, en el Salon Antin de París, permanciendo hasta entonces la pintura enrollada y escondida; los privelegiados que la había contemplado sintían cierta conmoción, miedo y repugnancia por la audacia en su ejecución. En 1929 fue adquirido el cuadro por el propio Moma, tras diez años de interés, por 150.000 francos por él a la viuda del coleccionista francés Jacques Doucet. Se ha convertido, sobre todo de la devolución del Guernica, en la máxima representación de la obra en Nueva York. manifiesto
ABC «Las señoritas de Aviñón», de Picasso

El propio título resulta engañoso, en el sentido que cuando se alude a Avignon no se estaba refiriendo a ningún lugar de Francia, sino a una calle de Barcelona, donde se localizaba el burdel en el que se inspira. la escena. En los primeros bocetos aparecen siete figuras femeninas, menos una que era masculina. Picasso analizó a fondo la cabeza de esta figura, que se asemjaba a la suya propia, pero al final no aparece en el cuadro definitivo. Éste presenta sólo cinco figuras, todas femeninas. Según la comisaria de la exposición, Anna Swinbourne, ese mutis masculino del cuadro puede responder a un intento de «aligerarlo» de pecado, dejando a las mujeres solas en el burdel. Es sólo una de las teorías. Otra posibilidad sería notar que al desaparecer el único hombre del cuadro, también varía la disposición inicial de las mujeres y el ángulo en que se exhiben, que pasa a ser, mucho más descaradamente, el del espectador. Picasso se sale del cuadro para... ¿abarcarlo mejor? ¿O no se sale, y sólo se transforma? Algunas de las mujeres reciben un tratamiento estético tan brutal -incluso cubismo mediante- que ciertas figuras acometen la masculinización. [...] Verlo todo junto acredita la elaboración obsesiva de una obra que en la cabeza de Picasso ya había sido pintada del derecho y del revés y de todos los colores posibles una y otra vez, hasta el alumbramiento, seguramente con dolor, de las pinceladas definitivas.