Una obra de Mark Rothko, posterior a la Segunda Guerra Mundial, alcanza un record mundial en el arte contemporáneo

El arte contemporáneo no deja de sentir la influencia del sistema de economía de mercado, que se despliega en el mundo capitalista. Una pintura del artista del expresionismo abstracto norteamericano, Mark Rothko (nacimiento, 25-09-1903 en Dvinsk, Rusia; defunción, 25-02-1970 en Nueva York, Estados Unidos), puesta en venta por el filántropo David Rockefeller se ha convertido en la obra de arte contemporáneo más cara vendida en una subasta, tras rematarse en 72,8 millones de dólares (unos 54 millones de euros), habiendo partido de un precio estimado de unos 40 millones de dólares (unos 29 millones de euros). Se trata de una obra realizada en 1950, titulada «White Center (Yellow, Pink and Lavender on Rose)» -Centro Blanco (Amarillo, Rosa y Lavanda sobre Rosa)-.

Significa un record no sólo para el artista, el cual lo tenía situado en 22'4 millones de dólares, sino también para una obra de arte creada después de la Segunda Guerra Mundial. El anterior récord para una obra de arte contemporáneo vendida en una subasta, de 27,1 millones de dólares, lo había alcanzado recientemente en noviembre pasado el artista estadounidense Willem de Kooning, igualmente uno de los maestros del expresionismo abstracto. Van Gogh, Picasso, Cézanne y Renoir se encuentran asimismo entre los más cotizados; por ejemplo, Pablo Picasso tiene varias obras entre las 10 que superan los 45 millones de dólares.En venta privada, sigue imbatido el «Número 5» de Jackson Pollock, vendido hace sólo unos meses por 140 millones de dólares; pocos días después le seguía la «Mujer III», de Willem de Kooning, por 137,5 millones, quienes comparten también el mismo estilo artístico.

El atractivo del Rothko radicaba en que provenía de la colección de Rockefeller, un respetado banquero y figura política de 91 años de edad. La pintura de Rothko le pertenece desde que la adquirió en 1960 por unos 8500 dolares (6290 euros de la época), en una galería a la que había sido consignada por Elizabeth Bliss Parkinson, sobrina de Lillie Bliss, una de los tres fundadores del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA); Bliss Parkinson había adquirido la obra en esa misma galería, que la había obtenido directamente del artista estadounidense. Rockefeller la ha tenido todo este tiempo colgada en su despacho en el Chase Manhattan Bank, en el Rockefeller Center, junto a una estatua japonesa regalo de su madre, Abby Aldrich Rockefeller, otra de las fundadoras del MoMA. Fue Dorothy Miller, antigua conservadora del museo, la que persuadió a David Rockefeller de adquirir esta pieza, el «Centro blanco» de Rothko. Según la prensa local, este magnate se ha desprendido de la misma porque era la que más se había apreciado en su colección, y donará lo pagado por la pintura a obras de caridad.

El artista la pintó en su momento de máxima fecundidad, en los años 50, para dar salida a la impresión que le habían causado el Renacimiento y, muy particularmente, Giotto. El haber pasado por pocas manos desde su creación ha sido otro motivo de interés para los compradores. Según Tobías Meyer, quien estuvo conduciendo el remate y es presidente del departamento de arte contemporáneo de Sotheby's, cada gran artista tiene una obra por la que es reconocido, y en el caso de Rothko, es ésta".
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