Hallado un boceto inédito de Miguel Ángel sobre la construcción de la basílica de San Pedro
La cúpula más famosa del mundo fue una auténtica tortura para el anciano artista que la diseñó sabiendo que nunca llegaría a verla terminada. En 1563, Miguel Ángel llevaba casi dos décadas -desde 1547, cuando tenía 72 años- trabajando como arquitecto de la basílica, pero tenía ya 88 años y sabía que no podría terminarla. La muerte -que llegaría en 1564- acechaba al artista, y Miguel Ángel tomo una decisión drástica: destruir todos sus planos de la cúpula para dejar libertad a sus sucesores, lo mismo que él había cambiado de modo radical el primer proyecto del templo, realizado por Bramante.
Imagen del boceto. (Foto: EFE)
La Fábrica de San Pedro, el organismo vaticano encargado del mantenimiento de la basílica de San Pedro, ha encontrado entre sus documentos un boceto inédito de Miguel Ángel sobre la construcción de la cúpula del templo que data de ese mismo año, 1563. El hallazgo ha sido anunciado hoy por el vespertino del Vaticano, L'Osservatore Romano, y será presentado en una rueda de prensa próximamente. Este boceto, que si se confirma su autenticidad se convertiría en el último diseño conocido de Miguel Ángel, da algunos detalles arquitectónicos sobre los pilares del tambor de la cúpula de San Pedro, el enorme cilindro vertical de 42 metros de diámetro, ornamentado con 16 pares de columnas, que sostiene a su vez la cúpula. Según el diario, los expertos consultados no tienen dudas de que tanto la "seguridad del trazo" como "la mano experta" corresponden a Miguel Ángel. El dibujo está trazado en un trocito de papel con tiza de color rojo y se observan también las cifras 6, 9 y 3. De acuerdo con el rotativo, podría ser uno de los bocetos realizados por el artista para dar indicaciones a los obreros que trabajaban en la realización de la cúpula. El apunte de Miguel Ángel fue hecho en la primavera de 1563 cuando, explica L'Osservatore, algunos bloques de mármol de travertino llegados a las obras de San Pedro desde la localidad romana de Fiano mostraban una calidad muy desigual, por lo que el arquitecto tenía que seleccionar cuidadosamente los que servían para la construcción de la estructura, y éstos fueron considerados no aptos para ser esculpidos.
El sufrimiento de Miguel Ángel durante aquella carrera contra el tiempo era a veces desgarrador, como revelan varias cartas conservadas en el archivo de la Fábrica de San Pedro, a dos pasos de su despacho de arquitecto. Con frecuencia faltaba dinero, y Miguel Ángel tenía que pagar de su bolsillo a los mejores canteros para que no se fuesen. Sus cartas manuscritas reflejan una tortura que el mayor genio artístico de la Historia aceptaba sólo por deseo de honrar a Jesucristo construyendo el mayor templo del mundo para el Apóstol a quien confió su legado. «Il Buonarroti» transformó la planta de cruz griega de Bramante en una cruz latina con mucha mayor personalidad, y proyectó una cúpula grandiosa, para la cual multiplicó el tamaño de los cuatro pilares que la sostienen, cada uno con 71 metros de perímetro.
Giacomo de la Porta, que, junto a Doménico Fontana, asumió la herencia de Miguel Ángel y logró terminar la cúpula en 1590, se permitió tan sólo aumentar su altura en 10 metros, pasando de un diseño semiesférico a una ligera ojiva, que resulta más elegante. En el 1593, la cúpula se completó con la linterna, a la que llegan cada día miles de turistas a través de 537 escalones. Quien haya subido hasta esa linterna por el estrecho corredor entre las dos cúpulas recuerda toda su vida que el pasillo se inclina cada vez más, y se hace necesario apoyar la mano en la cúpula inferior, cuyos mosaicos se ven desde el templo, que es la verdadera. La admirada desde el exterior es una envoltura, recubierta de láminas de plomo para evitar la entrada de agua. La estructura pesa 14.000 toneladas, pero como se alza a 136 metros resulta tan airosa como la diseñó, con todo su amor, el anciano Miguel Ángel.
Fuentes:
Imagen del boceto. (Foto: EFE)
La Fábrica de San Pedro, el organismo vaticano encargado del mantenimiento de la basílica de San Pedro, ha encontrado entre sus documentos un boceto inédito de Miguel Ángel sobre la construcción de la cúpula del templo que data de ese mismo año, 1563. El hallazgo ha sido anunciado hoy por el vespertino del Vaticano, L'Osservatore Romano, y será presentado en una rueda de prensa próximamente. Este boceto, que si se confirma su autenticidad se convertiría en el último diseño conocido de Miguel Ángel, da algunos detalles arquitectónicos sobre los pilares del tambor de la cúpula de San Pedro, el enorme cilindro vertical de 42 metros de diámetro, ornamentado con 16 pares de columnas, que sostiene a su vez la cúpula. Según el diario, los expertos consultados no tienen dudas de que tanto la "seguridad del trazo" como "la mano experta" corresponden a Miguel Ángel. El dibujo está trazado en un trocito de papel con tiza de color rojo y se observan también las cifras 6, 9 y 3. De acuerdo con el rotativo, podría ser uno de los bocetos realizados por el artista para dar indicaciones a los obreros que trabajaban en la realización de la cúpula. El apunte de Miguel Ángel fue hecho en la primavera de 1563 cuando, explica L'Osservatore, algunos bloques de mármol de travertino llegados a las obras de San Pedro desde la localidad romana de Fiano mostraban una calidad muy desigual, por lo que el arquitecto tenía que seleccionar cuidadosamente los que servían para la construcción de la estructura, y éstos fueron considerados no aptos para ser esculpidos.
El sufrimiento de Miguel Ángel durante aquella carrera contra el tiempo era a veces desgarrador, como revelan varias cartas conservadas en el archivo de la Fábrica de San Pedro, a dos pasos de su despacho de arquitecto. Con frecuencia faltaba dinero, y Miguel Ángel tenía que pagar de su bolsillo a los mejores canteros para que no se fuesen. Sus cartas manuscritas reflejan una tortura que el mayor genio artístico de la Historia aceptaba sólo por deseo de honrar a Jesucristo construyendo el mayor templo del mundo para el Apóstol a quien confió su legado. «Il Buonarroti» transformó la planta de cruz griega de Bramante en una cruz latina con mucha mayor personalidad, y proyectó una cúpula grandiosa, para la cual multiplicó el tamaño de los cuatro pilares que la sostienen, cada uno con 71 metros de perímetro.
Un miembro de la Guardia suiza, en el interior de la basílica de San Pedro - REUTERS
Giacomo de la Porta, que, junto a Doménico Fontana, asumió la herencia de Miguel Ángel y logró terminar la cúpula en 1590, se permitió tan sólo aumentar su altura en 10 metros, pasando de un diseño semiesférico a una ligera ojiva, que resulta más elegante. En el 1593, la cúpula se completó con la linterna, a la que llegan cada día miles de turistas a través de 537 escalones. Quien haya subido hasta esa linterna por el estrecho corredor entre las dos cúpulas recuerda toda su vida que el pasillo se inclina cada vez más, y se hace necesario apoyar la mano en la cúpula inferior, cuyos mosaicos se ven desde el templo, que es la verdadera. La admirada desde el exterior es una envoltura, recubierta de láminas de plomo para evitar la entrada de agua. La estructura pesa 14.000 toneladas, pero como se alza a 136 metros resulta tan airosa como la diseñó, con todo su amor, el anciano Miguel Ángel.
Fuentes:
- Hallado un boceto inédito de Miguel Ángel sobre la construcción de la basílica de San Pedro, El País, jueves, 6 de diciembre de 2007 (texto EFE)
- Hallado el último boceto de Miguel Ángel para la cúpula de San Pedro, ABC, viernes, 7 de diciembre de 2007 (texto Juan Vicento Boo, Roma)