Manuel Abril, un pionero de la crítica moderna de arte
¿Puede un crítico de arte convertirse en un artista mediante su trabajo? La pregunta es uno de los asuntos a reflexionar en el libro «¿Quién me puede acercar al arte del siglo XX?» de Almudena Malmierca. En el texto la doctora en arte por la Universidad Complutense investiga la vida y obra del critico de arte, periodista y filósofo Manuel Abril (1886-1943), que encontró en Blanco y Negro uno de sus principales foros de divulgación de ideas.
Entrevistamos a la autora en el parque del Retiro, a 10 minutos andando de donde vivía Manuel Abril en la calle de Alcalá. Almudena se confiesa una apasionada del crítico de arte. Incluso la han acusado por su pasión por la obra de Abril, pero para ella no hay argumentos para hacerlo, pues dice que la investigación que realizó durante 11 años sustenta su admiración por el crítico de arte, quien fue pionero en la defensa de Picasso.
El texto es resultado de 1,399 artículos de prensa como principal fuente de información; acompañados de la revisión de 519 artículos de Abril, de los cuales cita 377. Además de la consulta de artículos de críticos contemporáneos como Juan Francés y José Moreno Villa, entre otros. El libro se desarrolló a partir de la tesis doctoral que la maestra- con experiencia de 32 años en la enseñanza de Bachillerato- defendió en 2005. La investigación destaca el argumento de Abril de que «la crítica debe ser creadora de belleza». Almudena explica que Abril mezcla el arte del artista con el arte del observador. «La observación del arte puede llevar a producir obras de arte. Esta nueva forma de crítica se desarrolla en España en torno a los años veinte. Los críticos intentan sentir y comprender las nuevas obras de arte. Tratan de situar estas obras en su momento histórico,valorarlas, jerarquizarlas dentro de una escala de valores vigentes pero también tratan de vivirlas, de responder a la vieja cuestión sobre quién juzga y valora el arte».
Almudena puntualiza que Abril pensaba que para enfrentarse a una obra de arte, primero hay que emocionarse; después se debe intuir una realidad que está escondida dentro de la obra de arte y dilucidar qué nos quiere decir el artista de manera subjetiva y qué podemos interpretar nosotros también subjetivamente.
«Si el crítico es capaz de emocionarse e intuir la realidad escondida y llegar a un terreno que se puede llamar espiritual- en el sentido del absoluto de Hegel-, entonces vive su propia recreación interior y cuando escribe de la obra de arte tiene que transmitirnos toda la emoción e intuición que él ha captado. Lo tiene que hacer con palabras que transmitan belleza». Por eso Abril como observador y como crítico se siente creador de belleza. «La objetividad de sus descripciones o de su labor crítica, se mezclan, a veces, con la poesía, con la descripción literaria y poética que hacen de él un crítico-poeta».
Almudena destaca el fundamental papel de Abril como crítico de arte y asegura que dio a conocer el arte de vanguardia. «Manuel Abril representa en la crítica española contemporánea un tipo distinguido de crítico moderno, bien preparado, bien sensible, de amplísimo criterio», asegura.
Entrevistamos a la autora en el parque del Retiro, a 10 minutos andando de donde vivía Manuel Abril en la calle de Alcalá. Almudena se confiesa una apasionada del crítico de arte. Incluso la han acusado por su pasión por la obra de Abril, pero para ella no hay argumentos para hacerlo, pues dice que la investigación que realizó durante 11 años sustenta su admiración por el crítico de arte, quien fue pionero en la defensa de Picasso.
El texto es resultado de 1,399 artículos de prensa como principal fuente de información; acompañados de la revisión de 519 artículos de Abril, de los cuales cita 377. Además de la consulta de artículos de críticos contemporáneos como Juan Francés y José Moreno Villa, entre otros. El libro se desarrolló a partir de la tesis doctoral que la maestra- con experiencia de 32 años en la enseñanza de Bachillerato- defendió en 2005. La investigación destaca el argumento de Abril de que «la crítica debe ser creadora de belleza». Almudena explica que Abril mezcla el arte del artista con el arte del observador. «La observación del arte puede llevar a producir obras de arte. Esta nueva forma de crítica se desarrolla en España en torno a los años veinte. Los críticos intentan sentir y comprender las nuevas obras de arte. Tratan de situar estas obras en su momento histórico,valorarlas, jerarquizarlas dentro de una escala de valores vigentes pero también tratan de vivirlas, de responder a la vieja cuestión sobre quién juzga y valora el arte».
Almudena puntualiza que Abril pensaba que para enfrentarse a una obra de arte, primero hay que emocionarse; después se debe intuir una realidad que está escondida dentro de la obra de arte y dilucidar qué nos quiere decir el artista de manera subjetiva y qué podemos interpretar nosotros también subjetivamente.
«Si el crítico es capaz de emocionarse e intuir la realidad escondida y llegar a un terreno que se puede llamar espiritual- en el sentido del absoluto de Hegel-, entonces vive su propia recreación interior y cuando escribe de la obra de arte tiene que transmitirnos toda la emoción e intuición que él ha captado. Lo tiene que hacer con palabras que transmitan belleza». Por eso Abril como observador y como crítico se siente creador de belleza. «La objetividad de sus descripciones o de su labor crítica, se mezclan, a veces, con la poesía, con la descripción literaria y poética que hacen de él un crítico-poeta».
Almudena destaca el fundamental papel de Abril como crítico de arte y asegura que dio a conocer el arte de vanguardia. «Manuel Abril representa en la crítica española contemporánea un tipo distinguido de crítico moderno, bien preparado, bien sensible, de amplísimo criterio», asegura.
Vanessa Job Valle (Madrid), Manuel Abril, un pionero de la crítica moderna de arte, ABC, 25 de abril de 2008