El estímulo de las ideas
En su tercera edición, el Premio Schindler España de Arquitectura ha convocado a proyectos realizados por estudiantes en su último año de carrera desarrollados en torno a la reflexión sobre la movilidad, la accesibilidad y la definición de recorridos mediante el uso integrado de transporte vertical, horizontal e inclinado. Se valoró la capacidad de proporcionar soluciones constructivas innovadoras definidas en respuesta al lugar y las necesidades específicas del edificio propuesto.
El primer premio ha recaído en Winterplatz, de Héctor García Pastor, de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante: una plaza-edificio que se emplazaría en la zona de la estación de Schönhauser Allee de Berlín. El proyecto diseña un espacio cubierto cuyo concepto surge del análisis de la situación de un emplazamiento concreto dentro del tejido urbano general para rehacer su posición a través de la intervención arquitectónica, que uniría las líneas de ferrocarril con un talud vegetal frente a ellas. El jurado valoró positivamente la vocación de reparar un espacio residual en esta propuesta, que, a partir del reconocimiento de la complejidad inherente de las dinámicas y flujos de movimiento del espacio urbano público, investiga nuevas posibilidades de recorrido y conexión dentro del edificio, logrando simultáneamente hacer que éste sea estructurador de una construcción visual para la percepción del territorio urbano.
Esto huele bien. Procedente también de la E. P. S. de la Universidad de Alicante es una de las propuestas reconocidas con un accésit, Estudio de un paisaje americano, realizado por Julia Cervantes Corazzina. En este caso, se trata del planteamiento de una «ciudad instantánea o evento de corta duración» consistente en la creación de una espacio donde artistas producirían sus obras mientras serían contemplados por los visitantes. La particularidad está en que esta «ciudad artística» se situaría en un lugar de Nueva York: Fresh Kills, el vertedero más grande del mundo. El jurado ha reconocido el interesante valor metafórico y crítico de esta idea, cuyo eje arquitectónico es un artefacto escultural reptante que incita a una reflexión sobre la degradación del espacio urbano y su impacto no sólo a nivel medioambiental, sino también psíquico y emocional sobre la sociedad.
Identidad del lugar. La propuesta La sombra del ciprés es alargada, de Diego Lobera, de la Universidad Alfonso X El Sabio, en Madrid, plantea una mejora de la accesibilidad del casco histórico de Salamanca desde sofisticadas soluciones técnicas, formales y proyectuales bajo las que subyace una sensible atención a los factores objetivos y subjetivos que conforman la identidad original de un lugar. El proyecto pretende crear una nueva plaza que sea foco de atracción para los habitantes de la ciudad, vinculando ésta a la catedral y la Plaza Mayor de la localidad por ser los elementos arquitectónicos que la dotan de una personalidad propia, originando así un triángulo de hitos urbanos con vocación de relacionarse física y virtualmente.
Entre patios y naranjos, de María Díaz Martín, de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, plantea la creación de una gran escultura horizontal elevada sobre un campo de naranjos que se situaría en el área de la Isla de la Cartuja de Sevilla, abandonada tras la Expo?92. Estudiadas las condiciones climáticas del emplazamiento, se responde a ellas con un edificio libre con un interior con huecos que buscan el movimiento del aire y captan la luz del norte para obtener una luz homogénea y espacio continuo, y un exterior a nivel de calle definido por un espacio creado por naranjos y umbrarios. El jurado ha destacado la masiva ingravidez de esta propuesta formulada con sensibilidad, que se subordina deliberadamente al paisaje buscando armonizar con las condiciones naturales del lugar.
La propuesta Árbol de usos mixtos en Azca, presentada por Arturo Guerra Peiró, de la Universidad de Alcalá de Henares, propone una torre que evoca la metáfora de esta estructura como árbol que planteara Frank Lloyd Wright, y lo haría para un edificio que se emplazaría en una zona de Madrid donde se encuentran algunas de las construcciones más distintivas de la arquitectura construida durante el siglo XX en la capital. La nueva torre aspiraría a convertirse en una zona apta para el disfrute de peatones, rodeada de zonas verdes. De la idea destaca la gran expresividad y su diseño orgánico, con el protagonismo del transporte vertical, y una interesante articulación entre las relaciones de interior y exterior.
A la mirada de los demás. Es de gran importancia resaltar la necesidad de convocar concursos dirigidos a estudiantes, no sólo por la posibilidad de que propuestas como las recogidas por el Premio Schindler realizadas en las escuelas de arquitectura vean la luz fuera de estos recintos -algunas veces, un tanto estancos y endogámicos, y, hasta cierto punto, poco activos en los debates sobre la contemporaneidad-, sino para permitir que sean contemplados desde perspectivas externas al contexto de la escuela donde fueron gestados, sin los condicionantes ni prejuicios que a veces regulan los ámbitos docentes. Se auspicia así la libertad que otorga la realización de proyectos y la posibilidad de vuelo creativo que a veces sólo es posible durante el periodo formativo en el ámbito universitario, donde se hace esencial ahondar en el campo de las ideas y la posibilidad del trabajo colectivo para poder quebrar el proceso de egos que han conducido a la arquitectura actual a un formalismo indigesto.
Sin condicionantes. Otro de los factores a favor de este tipo de iniciativas como la de Schindler es la motivación de poner sobre la mesa propuestas surgidas de diferentes ámbitos y escuelas de pensamiento para poder generar una visión propositiva del estado de la cuestión arquitectónica actual fuera de la dictadura generada por las tendencias del marketing y el poder fáctico que condiciona la vida profesional.
Tal vez lo menos importante de este tipo de premios sea la competición entre el valor de uno u otro proyecto. Definitivamente, lo más destacable de la valoración de los proyectos de esta convocatoria es la generación de puntos de encuentro y de elementos para el diálogo tan necesarios hoy, sobre todo en el tiempo de la formación como arquitectos.
Freddy Massad, El estímulo de las ideas, ABCD Las Artes y Las Letras, nº 929, 20 de diciembre de 2009