El sueño de Chillida sigue intacto en Tindaya

La obra póstuma del escultor Eduardo Chillida, Monumento a la Tolerancia, enclavada en la montaña de Tindaya, en la isla de Fuerteventura, comenzará a realizarse en febrero de 2009, según reveló hoy el consejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial, Domingo Berriel.

El consejero del Gobierno canario, en una comparecencia parlametaria, indicó que la obra, que consiste en el vaciado del corazón de la montaña, comenzará cuando concluya el periodo de licitación. Dicho periodo, así como la aprobación definitiva de las normas de conservación de la montaña, está previsto para octubre del presente año. Berriel señaló que en breve se formalizará la Fundación que se encargará de la licitación y control de la ejecución y gestión de la obra. Para su constitución se han mantenido conversaciones con la familia del escultor donostiarra, el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva. El consejero canario afirmó que el proyecto de Chillida contará con una declaración de impacto ambiental que garantizará una constrcción ambiental viable que conserve intacto el paisaje natural del espacio. Y añadió que la obra "constituye una referencia necesaria y muy valiosa para canalizar el futuro turístico de Canarias", pues estimó que su proyecto se sitúa en la vanguardia de la ingeniería actual.

(EFE), Chillida vaciará la montaña de Tindaya, El País, 30 de enero de 2008

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La idea de Eduardo Chillida de horadar un cubo de grandes dimensiones en el interior de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, podría verse plasmada sobre el terreno a partir de febrero de 2009, según declaraciones realizadas ayer por el Consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, Domingo Berriel. Según el documento de Impacto Ambiental, el presupuesto de realización de la obra es de 76 millones de euros.

Eduardo Chillida - JESÚS URIARTE

En una comparecencia parlamentaria, informa Efe, Berriel indicó que la obra comenzará cuando concluya el periodo de licitación. Así como la aprobación definitiva de las normas de conservación de la montaña prevista para octubre del presente año.

Berriel señaló en su comparecencia que en breve se formalizará la Fundación que se encargará de la licitación y control de la ejecución y gestión del Monumento a la Tolerancia, y para su constitución se han mantenido conversaciones con la familia del escultor donostiarra, el Cabildo de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva. El consejero canario afirmó que el proyecto de Chillida contará con una declaración de impacto ambiental que garantizará una construcción viable que conserve intacto el paisaje natural del espacio.

La citada declaración cuenta con alegaciones de numerosos grupos ecologistas y del concejal verde del Ayuntamiento de La Oliva, José Luis López, que considera el proyecto inviable al tener que llevarse a cabo voladuras.

Desde un principio el ejecutivo canario dotó cuantiosamente el proyecto; unos 3.500 millones de las antiguas pesetas se perdieron en los primeros trámites sin que hasta el momento nadie en Canarias haya podido determinar ni dónde están ni quién es el responsable de semejante perdida. La idea de horadar Tindaya quedó entonces temporalmente abandonada.

Una vez que Eduardo Chillida y su asesor técnico, el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, hubieron fallecido, el Gobierno Autonómico insular encargó a Estudios Guadiana, que dirige Lorenzo Fernández Ordóñez, hijo del ingeniero, la realización de un estudio de viabilidad técnica que se realizó en el año 2005 y cuyo resultado dejaba abierta la posibilidad de llevar a cabo la obra, si bien haciendo una serie de modificaciones en el tamaño y en la idea original de Chillida que señalaban la necesidad de realizar una estructura interna que aguantara el enorme peso de la montaña.

La población de Fuerteventura está dividida en cuanto al sentido de dicho proyecto. Mientras unos opinan que la realización de la idea representa un gran beneficio económico para la isla, que actualmente atraviesa una importante crisis turística, otros sostienen que detrás del proyecto sólo hay desde un principio interesés economicos y que antes de gastar tal cantidad en realizar la cavidad ideada por Chillida en la montaña sagrada de Fuerteventura deberían solucionarse los gravísimos problemas de infraestructuras educativas, sanitarias, energéticas, y de toda indole, que tiene la isla.

Varios miembros del Gobierno de Canarias han declarado recientemente que la crisis de la construcción privada debe ser atenuada mediante la realización de obra pública. Dada la enorme cuantía necesaria para la realización del proyecto del escultor, el Gobierno Autonómico podría ceder durante 50 años beneficios de explotación del monumento a las empresas constructora que llevarán a cabo su realización.

El País, 31 de enero de 2008


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Tindaya, la montaña en la que quiso realizar Eduardo Chillida la aventura de hacer entrar la luz, sigue intacta, como el sueño del escultor. Ahora se abre la posibilidad de que acabe la pesadilla en que se ha convertido el proyecto, pero la familia del artista vislumbra la posibilidad de que se haga. Si se acaban los embrollos.

Durante años, el escultor Eduardo Chillida soñó horadar una montaña para que en ella entrara la luz. Lo dijo en la prensa, lo comentó con amigos, se lo impuso como una idea tan obsesiva como la del monumento del Peine del viento; dibujó la montaña, creó su interior, para él era una metáfora que había perseguido desde que lo leyó en Jorge Guillén, un maestro suyo: lo profundo es el aire. La luz, eso perseguía. Y el aire.

Simulación del interior del Monumento a la tolerancia, el proyecto de Eduardo Chillida para Tindaya.

Y en 1995 un arquitecto canario, José Miguel Fernández Aceytuno, ya fallecido, le hizo llegar noticia de la existencia de Tindaya, una montaña mítica de Fuerteventura. Fernández Aceytuno, con Yovanka Vaccari, había hecho por encargo del Gobierno de Canarias el plan especial de protección de la mítica montaña. Allí había concesiones mineras para extraer traquita, la piedra especial que halla en Tindaya. "La solución que vimos en el plan especial", dice ahora Yovanka Vaccari, "fue responder con cultura y arte en lugar de con minería".

Eso fue lo que les llevó a hacerle llegar a Chillida la idea de crear un espacio escultórico en Tindaya que contemplara la extracción de una pequeña parte de piedra para financiar la indemnización a las empresas concesionarias de la mina. "Así la montaña se financiaba su propia salvación", dice Vaccari.

Chillida fue a visitar Tindaya, se entusiasmó con las posibilidades de hacer allí el monumento íntimo, telúrico, que había soñado, pero luego, cuando comenzaron las críticas ecologistas y los conflictos legales, en medio de denuncias de corrupción aún no resueltas por el manejo que el Gobierno canario hizo de la concesión, abandonó la esperanza de convertir en realidad la última ilusión de su vida, junto con el Museo Chillida Leku.

Cuando volvió de Fuerteventura concibió con su amigo el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez cómo debía hacerse ese proyecto en el que ya se lanzó con todo su entusiasmo. Entre las condiciones para el proyecto estaba que se blindara la montaña cinco kilómetros a la redonda, hasta el mar, que se impidiera la especulación y que no hubiera urbanizaciones.

El último desencanto de su vida, antes de que la bruma del alzhéimer le quitara de la realidad, fue comprobar que ninguna de esas condiciones se cumplía. El Gobierno canario lanzó la adjudicación de la obra antes de que se hiciera el proyecto requerido por Chillida y por Fernández Ordóñez, la Unión Temporal de Empresas (UTE), formada por Entrecanales y por Fomento de Construcciones y Contratas, que adquirió los derechos de la previsible obra, terminó en pleitos con el Gobierno -que aún siguen en los tribunales-, y la reacción ecologista, unida a la sospecha evidente de diversas y graves corruptelas políticas, hicieron que el escultor renegara de la posibilidad de abrir la montaña a su sueño. Y nunca firmó un papel.

Lo que le dolió más, en aquel momento, fue que su sueño se convirtiera primero en asunto de controversia política y que los ecologistas descalificaran su proyecto sin que lo hubiera podido explicar. Fernández Ordóñez murió en 2000, Chillida falleció dos años más tarde, y el propio Fernández Aceytuno, que le había hecho llegar el mensaje a Chillida sobre Tindaya, murió también en 2005. Parecía que Tindaya, objeto del deseo especulativo, se iba a quedar como el sueño inacabado de un artista y de sus sucesivos impulsores.

Pero ahora se abre una luz. Los pleitos entre el Gobierno y la UTE prosiguen, pero el proyecto de horadar Tindaya (realizado por Lorenzo Fernández Ordóñez, según las directrices que recogió del artista y de su padre) ya está hecho, se está a la espera de que se publique la declaración de impacto ambiental (que tampoco estaba hecha), y la familia del escultor (como nos decía ayer Gonzalo Calderón, su representante) abriga la ilusión de que al fin Tindaya albergue el Monumento a la tolerancia que concibió Chillida. Pero con una condición, sin la cual no se firmará el documento que permite el uso de la autoría de la obra dibujada por el artista: que se aclaren todos los supuestos judiciales anteriores que siguen vigentes.

¿Cuándo ocurrirá eso? Ellos no lo saben, pero ven (decía ayer Lorenzo Fernández Ordóñez) la luz más cerca. Y cuando esa luz procesal se haga y el Gobierno, la UTE y los ingenieros den el visto bueno se necesitarán tres años y medio o cuatro años para que lo que un día fue un sueño de Chillida se haga realidad en Tindaya.

Un largo conflicto judicial y político

- En 1995, el arquitecto canario José Miguel Fernández Aceytuno, que había diseñado el plan de protección de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, comenta con Eduardo Chillida la posibilidad de una obra artística.

- Pleitos judiciales por la concesión minera de la montaña y críticas ecologistas llevan a Chillida, en el año 1996, a abandonar su plan. El artista vasco fallece en el año 2002 y el arquitecto Fernández Aceytuno, en 2005.

- El consejero de Medio Ambiente de Canarias, Domingo Berriel, anuncia el 30 de enero de 2008 que el proyecto de Chillida de horadar un cubo de grandes dimensiones en el interior de Tindaya puede llevarse a cabo en febrero de 2009 y que la obra contará con una declaración de impacto ambiental.

Juan Cruz, El sueño de Chillida sigue intacto, El País, 1 de febrero de 2008