MONOGRÁFICO VELÁZQUEZ: En torno a 'La educación de la Virgen'

¿Un nuevo Velázquez? Posibilidades y límites

La aparición de un "nuevo" cuadro de Velázquez, esta vez una posible obra de su periodo sevillano, ha conmocionado el ambiente de especialistas, a pesar de la reciente aparición de otro cuadro atribuido al mismo maestro en el Metropolitan de Nueva York hace pocos meses. Sin embargo, antes de echar las campanas al vuelo, ha de imponerse la cautela. Una atribución de tal importancia, más allá de la noticia periodística necesariamente inmediata, debe ser estudiada y ponderada desde muchos puntos de vista. El primero de todos, la investigación de posibles documentos o noticias que avalen en cierta medida lo sensacional de la atribución. El segundo, un rastreo lo más minucioso posible de la historia y procedencia de la pieza, ahora hallada en los depósitos de una universidad americana. Luego, los análisis técnicos que establezcan la composición de sus pigmentos, la materialidad de su soporte, la técnica utilizada por su autor a la hora de aplicar las pinceladas, etc.

la Educación de la Virgen', hallada por John Marciari en Yale.PEIO A la vez que se establezcan el mayor número posible de datos "objetivos", han de entrar en juego los historiadores del arte especialistas en Velázquez y realizar los correspondientes estudios, fundamentalmente comparativos, no sólo de las evidencias materiales comentadas, sino del análisis estilístico con las obras de Velázquez conservadas correspondientes a su etapa sevillana que no ofrezcan dudas acerca de su autoría, ya que de este momento de su carrera existen varias obras en las que se vacila entre la autografía o la ejecución en el taller.

Aunque en buena medida las obras velazqueñas de esta primera etapa se encuentran fuera de España, sobre todo en Inglaterra, no cabe la menor duda que el lugar donde, por razones obvias, mejor se conoce la obra, el estilo y la técnica de Velázquez es el Museo del Prado, que, además, en las últimas décadas ha realizado un esfuerzo restaurador de su ingente colección de obras del maestro sevillano. Es, pues, esta institución quien debe liderar el estudio y la posible atribución definitiva de esta pintura que, de confirmarse su autoría, sería el descubrimiento velazqueño más sensacional de las últimas décadas.

Fernando Checa, Director del Museo del Parado, entre 1996 y 2001: ¿Un nuevo Velázquez? Posibilidades y límites, Público, 2 de julio de 2010

El hallazgo e historia del lienzo

Como centenares de otros cuadros de autores famosos de procedencia incierta, la obra atribuida a Velázquez acabó en un sótano entre otros 250 lienzos europeos. En 2003, John Marciari,
comisario de pintura italiana y española del Museo de Arte de San Diego, lo vio porque el Museo de Arte de Yale trasladó su acervo a otro almacén, por reforma en su edificio principal. Encontró en medio de la mudanza un lienzo enorme en el que aparecía una Educación de la Virgen, que ingresó en los fondos del museo simplemente como pintura de la escuela sevillana. Entonces era comisario de arte europeo en esa institución y una vez que el nombre de Velázquez se le coló en la cabeza, se metió en el papel de sabueso y se puso a rastrear el origen del lienzo. Me dije a mí mismo que debía estar loco. Me pasé seis meses intentando convencerme de que el pintor era otro, pero no encontré quién", reconoce.

Descubrió que fue donado a la facultad de arte de la Universidad en 1925 por los hermanos Henry and Raynham Townshend, dos ex alumnos de Yale cuyo padre era un marino mercante que realizó viajes frecuentes entre el Mediterráneo y Nueva Inglaterra. Ese año los dos hermanos heredaron una gran casa neogótica de su abuelo, en la que probablemente colgaba el cuadro, con un marco del siglo XIX con columnas a los lados, un entorno que lo hacía completamente fuera de lugar. "Probablemente era una pintura que su padre había traído de España y decidieron deshacerse de ella, así que se la dieron a los estudiantes de Yale, para que la estudiaran", aventuró Marciari. Él cree que Velázquez lo pintó como un encargo para el Convento Carmelita de Santa Ana en Sevilla, donde a su juicio fue parte del altar hasta una inundación en 1626, en la que el cuadro sufrió algunos de los graves daños que siguen aún presentes.

Los resultados de su investigación van a ser publicados por primera vez en la revista española sobre arte y coleccionismo Ars Magazine, tal anunciaba el 1 de julio. Y apenas en unas horas tras salir del anonimato el óleo La educación de la Virgen ha creado una corriente de debate y reflexión en torno a su autoría celebrada por investigadores, instituciones y amantes del arte de todo el mundo.

Un Velázquez sin pruebas

El cuadro es "increíblemente importante", pues "no se trata -según sostiene-, de otro lienzo de la mitad de su carrera", sino de su época temprana, la más desconocida del autor de Las Meninas. De ser así, se trataría de la incorporación más significativa a la producción del maestro en el último siglo. Según el investigador John Marciari el cuadro, fechado entre 1615-17, se trataría de uno de los escasos ejemplos que existen del Velázquez de la etapa sevillana. Marciari acude al cuadro Santa Ana enseñando a leer a la Virgen de Juan de Roelas así como a El almuerzo, El apostol Santo Tomás y Vieja friendo huevos, de la primera etapa del pintor sevillano (hasta 1623), como ejemplos del tratamiento velazquiano de la infancia, los retratos de madurez y los bodegones que también se pueden apreciar en esta obra. Fruto de su azarosa vida desde el siglo XVII, en el que fue pintado como un encargo para el convento carmelita de Santa Ana en Sevilla.

Las conclusiones del conservador atribuyendo la obra a Diego Velázquez son nítidas. "¿Quién pintó el óleo? Independientemente de la iconografía en general y de las referencias específicas a la pintura de Roelas, las pruebas técnicas de pigmentos, de la base, y del lienzo apuntan a un artista sevillano de comienzos del siglo XVII. Un examen más exhaustivo del estilo y de la técnica, de las presunciones de pintura, el tipo de cita, y otros factores apuntan a una sola fuente: Diego Velázquez, nacido en Sevilla in 1599 y activo allí solo hasta 1623, pero muy desde el principio de su trayectoria ya sería responsable del revolucionario cambio que representa para la pintura española la pieza de Yale. La educación de la Virgen, fruto de esos primeros años de formación de la carrera del pintor, es la aportación más significativa al trabajo del artista en un siglo o más." El mismo Marciari aclara que "sorprendentemente, existe muy escasa documentación sobre las obras sevillanas de Velázquez. La mayoría de sus primeras pinturas religiosas deben de haberse realizado por encargo, pero no se ha encontrado ningún contrato en relación con ellas", es decir, la atribución está en el aire.

A pesar de los daños, el conservador da también por sentada la mano de Velázquez, pero aclara que ha preferido presentar públicamente el cuadro en su estado actual antes de que una restauración acabe con las señas originarias. "Con el fin de debatir sobre él antes de iniciar un proceso de conservación, que puede plantear nuevos interrogantes", escribe. "Cualquier discusión de la pintura encontrada en Yale debe comenzar con conocimiento de su dañado estado de conservación. Faltan por lo menos veinticinco centímetros de la parte superior y por lo menos algunos centímetros más de sus bordes izquierdo e inferior. Una linea horizontal de pintura borrada cerca del centro como resultado del contacto con la barra original de la tabla, como se encuentra en muchas pinturas del mismo período. Más preocupantes son las áreas que se han desgastado fuertemente, y en algunos lugares las capas de pintura han desaparecido completamente, dejando solamente la base marrón opaca. Estos daños son los que relegaron hace tanto tiempo el lienzo a los almacenes de Yale, donde ha recibido escasa atención en las ocho décadas que ha permanecido en la universidad."

Jonathan Brown, especialista en Velázquez, ante Las Meninas.- L. SEVILLANORespecto a la escena representada, “Comparado con el modelo [de La educación de la Virgen] de Roelas y con otras versiones posteriores del mismo tema, el lienzo de Velázquez parece una tentativa de enfrentar ciertos problemas teológicos e iconográficos. Al representar a la Virgen como niña mucho más joven, Velázquez la convierte en una alumna más apropiada, según lo observado anteriormente, pero la Virgen joven pudo también haber sido pensada para reconciliar la escena de la educación con la presentación más familiar en el Templo." [...] "El cuadro trabaja así en dos niveles: la narrativa interna de la historia de la educación, y la narrativa externa de la respuesta del espectador, que ofrece un comentario adicional en el tema. Más que la ostentación de la pintura, el efecto de esta doble narrativa es que a pesar de las diferentes versiones sobre el tema, sólo el cuadro de Yale tiene una Virgen identificable con la Inmaculada Concepción, conocedora de todo y prematuramente sabia. Tanto estilística como conceptualmente el lienzo de Velázquez se encuentra a años luz del de Roelas." Marciari subraya de su descubrimiento en dicho artículo que "será la incorporación más significativa a la obra del artista que se ha producido desde hace más de un siglo".

La crítica y la labor de los museos

La noticia del descubrimiento de una obra inédita de Diego Velázquez fue recibida en el mundo del arte con tantas dosis de indisimulada satisfacción como de irremediable cautela. La sensación generalizada tras recabar la opinión de los expertos es que, a simple vista, nadie duda de la autoría del genio sevillano. Pero, en general, las autoridades en la obra del autor de Las Meninas piden paciencia hasta conocer las opiniones de la internacional de expertos que, en los próximos días, intentarán contemplar el cuadro con sus propios ojos. Y no solo no existen casi dudas acerca de la autoría de La educación..., sino que una autoridad indiscutible en este terreno como Jonathan Brown, está convencido de que hay más obras inéditas de Velázquez aún por descubrir. "Así lo indican las fuentes históricas en las que se habla de cuadros que hoy en día se desconocen".

Detalle de la cara de la Inmaculada, adquirida por Focus Abengoa. Los estudios técnicos del Prado avalan la tesis de que fue pintada por el sevillanoPara Benito Navarrete, director del Centro Velázquez de Sevilla, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y discípulo del gran historiador del Arte y ex director del Museo del Prado Alfonso Pérez Sánchez, es de los que menos prevenciones tiene a la hora de catalogar el velázquez de Yale; Navarrete considera que La educación de la Virgen es "una pintura muy importante", y añade: "Es esencial para la formación del primer Velázquez. Las primeras noticias sobre esa obra me llegaron hace cinco años. He podido ver los análisis fotográficos del detalle del cuadro y, aunque no lo he visto en directo, las dudas son pocas. Cuando Salvador Salort, alumno como yo de Pérez Sánchez, hizo su tesis sobre Velázquez, ya habló de La educación de la Virgen. Yo ya sabía hace tiempo que Marciari, una autoridad indiscutible en el barroco español, estaba investigando esta obra. Insisto en que tengo pocas dudas". Igualmente, opina que el cuadro debe pasar por España para que "el Museo del Prado haga los estudios técnicos comparativos". Explicó ayer a este periódico que "la atribución debe esperar a un congreso científico. Así es como se deberían hacer las cosas". Navarrete conoce los pasos, él mismo atribuyó el pasado año a Velázquez una Inmaculada, propiedad de la Fundación Focus Abengoa. Los análisis del cuerpo técnico de la pinacoteca demostraron, a través de pigmentos y radiografías, la mano de Velázquez y no la de Alonso Cano como se pensaba. Al respecto Navarrete confirma: "Sería fundamental que la Inmaculada -del Deán López Cepero-, junto al cuadro de Yale se estudiaran. Nada es definitivo ni nadie tiene la última palabra. La comisión Rembrandt es un ejemplo de esto. Cuando alguien se quiere atribuir la autoridad absoluta sobre un tema es un asunto delicado. La ciencia nace del conocimiento, el debate y llegar a puntos firmes entre todos".

Detalle de 'La imposición de la casulla a San Ildefonso' de la época temprana, en Sevilla, de Velázquez. Propiedad del Ayuntamiento hispalense y cedido al Centro Velázquez.El propio Benito Navarrete, director del Centro Velázquez de Focus Abengoa y una de las pocas personas que ha tenido acceso a la imagen del cuadro antes de su publicación en prensa, se congratula a su vez del trabajo de esta fundación ya que, "probablemente, esta obra vendrá a Sevilla en un futuro y se estudiará junto al cuadro de la Inmaculada, fundamental en este debate". El cuadro de Yale "entronca directamente" con este lienzo del que, tras un intenso debate internacional, el Prado acaba de concluir sus análisis técnicos. La adquisición del óleo de Yale por parte de Focus Abengoa continuaría una decidida labor de rescate de las obras de la primera etapa del pintor, aunque una vez confirmada la autoría, esta posibilidad sería remota. Según Navarrete, "el cuadro no está en el mercado porque pertenece a una institución docente y ahora que probablemente han descubierto un velázquez en sus fondos no creo que quieran desprenderse de él". Asimismo, Marciari, en declaraciones a Efe, deseó que en un futuro la pintura se exhiba en Madrid o Sevilla junto con obras tempranas y autentificadas de Velázquez en cuya compañía las similitudes concluirían que La educación de la Virgen salió de la misma paleta.

El catedrático Enrique Valdivieso sostiene que el cuadro "tiene grandes posibilidades de ser un velázquez". En declaraciones a Diario de Sevilla, Benito Navarrete, director del Centro Velázquez de Focus Abengoa, apoya la tesis de Marciari y reconoce su "valentía" por sacar a la luz una investigación que aún debe pasar por el análisis de otros especialistas. "El cuadro de Yale abre directamente el tema de que pueda ser la primera pintura de Velázquez en el obrador de Pacheco, con elementos propios del manierismo reformado vistos en Roelas, como ya planteamos en la exposición De Herrera a Velázquez. El primer naturalismo en Sevilla", apunta Navarrete, autor del estudio fundamental sobre el pincel del joven Velázquez en la Inmaculada de Focus Abengoa. "Para estos procesos son los historiadores que se han dedicado al estudio de Velázquez y su época los referentes morales -sostiene Navarrete-. Ya sea con exposiciones temporales, libros o artículos científicos y los museos, y en especial el Prado o el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que indudablemente tienen mucho que decir".

El artículo de John Marciari no puede considerarse una investigación apoyada en resultados técnicos, porque no los ofrece en ningún momento. El conservador hace un repaso de características de estilo, aplicando el ojo como método científico. "Sin embargo, el ojo no es un método. El ojo clínico tiene que pasar por contrastar todas las explicaciones de todos los expertos posibles", admite una investigadora que prefiere no identificarse.

Valeriano Bozal, historiador del arte, especialista en Goya, admite que en este momento nadie puede hablar de atribuciones y rechaza este tipo de actuaciones que publicitan un descubrimiento antes del marchamo científico. "Así no se hacen las cosas. Los museos tienen una labor de investigación científica que hacer. No es bueno darlo a conocer a la opinión pública antes de contar con el aparato de científicos independientes que contrasten las conclusiones", afirma. "Los medios ejercen mucho presión sobre los museos para acelerar este tipo de noticias y los museos sacan réditos de publicidad y espectáculo de estos hallazgos sin contrastar", explica. Para el catedrático "de momento sólo hay sospechas de que ese cuadro sea un Velázquez, falta un estudio de expertos en el pintor". "Es una noticia pero no es un hecho y la Historia del Arte no se hace con noticias", aclara. Además, cree que atribuirlo a la primera parte de Velázquez es muy arriesgado, porque es el periodo menos velazqueño de todos. Bozal incide en el hecho de preparar "un foro de análisis científico de carácter colectivo. Lo harán mejor que lo hizo El Prado con El Coloso".

El historiador del arte Julián Vidal publicó recientemente en la revista especializada Nolens Volens un artículo en el que analizó la manipulación del discurso científico en los museos. Explicaba que en las instituciones la investigación científica ha sido suplantada por la banalización. "El discurso ha dejado paso a las opiniones" y "el debate de los especialistas se ha sustituido por la presentación en los medios". Vidal critica un aspecto dramático: el discurso de la comunicación avanza en detrimento de los "modos tradicionales de conocimiento", mucho más lentos y basados en la reflexión, discusión por parte de la comunidad científica. El investigador cierra su escrito con una apreciación incisiva: "El resultado es un deterioro progresivo de las prácticas museísticas esenciales, sustituidas por una vertiginosa huida hacia la presentación espectacularizada de las colecciones, y el abandono de la investigación científica como reserva del capital cultural". Si el ojo no traiciona, "esto tiene aire de Velázquez", como dijo ayer Fernando Marías. Ahora sólo falta el ojo técnico.

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