75 años de la 'Casa de la Cascada'
Dicen que es la mejor casa jamás diseñada. Surgió de las manos y el
ingenio de Frank Lloyd Wright (Oak Park, Illinois, 1867-1959), un
arquitecto que superó a todos sus contemporáneos, en 1936, el mismo año
que, en Madrid, la aviación golpista bombardeaba la Casa de las Flores,
de Secundino Zuazo, icono de la arquitectura residencial española.
La Residencia Kaufmann o Fallingwater House, situada a 80 km al sureste de Pittsburgh (Pensilvania), cumple 75 años, es hoy una casa-museo y para verla hay que pagar 20 dólares y ha recibido más de cuatro millones de visitantes en cuatro décadas.
La Residencia Kaufmann o Fallingwater House, situada a 80 km al sureste de Pittsburgh (Pensilvania), cumple 75 años, es hoy una casa-museo y para verla hay que pagar 20 dólares y ha recibido más de cuatro millones de visitantes en cuatro décadas.
El próximo 17 de septiembre, una gala organizada por la Fundación
Lloyd Wright celebrará -a 400 dólares la entrada- que el paso del
tiempo y los desmanes urbanísticos que salpican el planeta, favorecen y
agrandan el oficio del arquitecto estadounidense.
Quienes la han visitado aseguran que se cumple el objetivo del
autor, que pretendía que el ruido del agua invadiera toda la casa.
También la fusión entre arquitectura y naturaleza, su
mayor logro. Wright construyó la residencia de los Kauffman sobre una
cascada del Bear Run, un arroyo que recorre los Apalaches en el
empobrecido condado de Fayette, algo que, curiosamente, en países como
España está terminantemente prohibido.
Antes de desplegar los voladizos de cemento sobre el curso del río,
el arquitecto pidió a una empresa de topografía que analizara el
terreno, sus rocas, el desnivel, el subsuelo, las plantas y terminó
convenciendo a los dueños, cuyas numerosas recomendaciones incorporó al
proyecto, como puede observarse en la web de la casa museo.
Laureles
En enero de 1938, la revista Time dedicó su portada a Lloyd
Wright y definió la casa, recién terminada, como su "trabajo
más atractivo". En 1991, los miembros del American Institute
of Architects declararon la casa como "la mejor obra de arquitectura
norteamericana de todos los tiempos" y, hace dos años, la elitista Smithsonian
Magazine la incluyó entre la selección
de los '28 lugares que hay que visitar antes de morir'.
Los honorarios de Lloyd Wright ascendieron a 8.000 dólares y el
coste total de la casa a 155.000 dólares, mobiliario incluido. Cuando
el matrimonio Kaufmann murió, su hijo la vendió a la Fundación Frank
Lloyd Wright al verse incapaz de afrontar el mantenimiento que imponía
el edificio.
En 1964 fue abierta al público y, en 2002, una reparación para
estabilizar la estructura perimetral de acero del inmueble obligó a
desembolsar 11,5 millones de euros, 100 veces más que el coste original.
La obra de Lloyd Wright compite con los rascacielos de Chicago y
Nueva York y las esculturas 'kischt' de Las Vegas como emblema de la
arquitectura contemporánea norteamericana.
La armonía y originalidad de sus trabajos, así como su particular
concepción del diseño residencial invitan a preguntarse cuál sería su
opinión sobre el urbanismo y el diseño de gran parte de los barrios y
las viviendas construidos en los últimos años en los ensanches urbanos
españoles.