El último rollo de Steve McCurry
16 veces India, ocho veces Nueva York, tres miradas de Robert de Niro, tres calles de Parsons (Kansas), y un señor de Estambul. Son las 31 fotografías que Steve McCurry, reportero gráfico de la legendaria agencia Magnum, ha sacado al último rollo Kodachrome de la Historia.
Porque la fotografía en papel está agonizando, y la de las diapositivas ya está en coma irreversible. Entre los profesionales, ya se ha celebrado el funeral: los carretes Kodachrome, que necesitan el caro y difícil proceso K-14 para su revelado, se dejaron de fabricar en 2009. Concretamente, el último rollo cayó de la cinta transportadora el 14 de julio de ese año. Y se lo pidió Steve McCurry, a punto de cumplir 60 años, la mitad de ellos viviendo de ese gesto mecánico que es cargar un rollo Kodachrome en la cámara antes de apuntar.
Algo que había hecho 20.000 veces: según la revista 'Vanity Fair', el fotógrafo llegó a disparar en su vida 800.000 diapositivas de esta marca, que alaba como la mejor, la de colores más naturales. Cree que aún no ha sido superada por la tecnología digital. Fue con este tipo de película que el reportero hizo su foto inmortal: la de la 'chica afgana' de 1984, una joven refugiada en Pakistán, la portada más famosa en la historia de la revista 'National Geographic'.
Hoy, McCurry se ha pasado a la fotografia digital, pero recogió el último rollo de la película mítica ―inventada en 1935― para gastarlo en su país favorito: la India. Retratos de ancianos con melena naranja o barbas blancas, críos en los suburbios, bellezas de Bollywood, la Meca del cine indio... Otras ocho diapositivas retratan la patria chica del reportero: Nueva York. Desde arte callejero a personas anónimas en el parque... o un autorretrato ante un taxi amarillo. Robert de Niro mira a la cámara. Y para terminar el carrete, el fotógrafo viajó hacia el único sitio donde aún podía entregarlo para revelarlo: los estudios Dwayne, en la pequeña ciudad de Parsons en Kansas, en el centro geográfico exacto de Estados Unidos. Una habitación de hotel, un tipo en un banco, un cementerio. El cementerio cierra la exposición. Ya no hay más.
La exposición se ha estrenado en el museo Modern de Estambul, donde permancerá abierta hasta el 4 de septiembre. Luego viajará a otras ciudades, aunque aún no se ha difundido el calendario.
Entre las 31 imágenes ―McCurry descartó 5 diapositivas fallidas o demasiado similares― hay también una dedicada a la ciudad del Bósforo. O más bien a quien lleva 60 años siendo el cronista gráfico de la metrópoli: Ara Güler, un fotógrafo de origen armenio que empezó a trabajar como reportero local el año que nació McCurry, en 1950. El norteamericano hizo escala en Turquía, al regresar de la India y fotografió a su amigo, al que también se conoce con el mote de 'El ojo de Estambul'. Un ojo que mira a través de esta ventana de color que eran los marquitos de diapositivas Kodachrome. Ha sido Steve McCurry el encargado de echar el cerrojo.