Licitada la restauración del santuario ibero de Torreparedones
El Ayuntamiento de Baena (Córdoba, España) ha sacado a licitación las obras de restauración, consolidación y puesta en valor del santuario ibero y la puerta oriental de Torreparedones con un presupuesto inicial de 537.713,97 euros. Las empresas interesadas en optar a la ejecución de este proyecto disponen hasta el 10 de agosto para presentar sus ofertas. Con esta intervención en el yacimiento ibero-romano, el Consistorio pretende continuar con el proyecto de crear un parque arqueológico en la también conocida como Torre de las Vírgenes y Castro el Viejo, con el objeto de potenciar la investigación y la puesta en valor de este enclave patrimonial tras las excavaciones llevadas a cabo en ambos sectores en 2006 y 2007.
Recreación de la puerta oriental de Torreparedones.
Los resultados de aquellas intervenciones fueron espectaculares porque se pudo documentar la planta y las características completas de ambos sectores del yacimiento, que ya habían sido investigados en 1988 y 1990 por un equipo de arqueólogos de las universidades de Córdoba, Complutense de Madrid y la británica de Oxford. La entrada monumental torreada, en la llamada puerta oriental, se conformó en un momento muy posterior al de la erección del recinto fortificado de la ciudad, en época romana republicana, quizás en el contexto de la guerra civil romana que enfrentó a César contra los hijos de Pompeyo. El hallazgo de dos quicialeras en la zona más externa de las torres indica que la puerta exterior estaba compuesta por dos hojas de madera de 1,5 metros de anchura cada una, por lo que se puede suponer una altura de unos 4 metros; al interior, a unos 14 metros, se documentó la presencia de una contrapuerta, también de dos hojas de madera, con sus correspondientes quicialeras.
En cuanto al santuario, localizado extramuros, en el extremo sur, hay que decir que se han excavado estructuras pertenecientes a dos edificios de culto, de los cuales el mejor representado es el segundo en orden cronológico. El primer templo se podría datar en época romana republicana y el segundo en época altoimperial. El segundo templo consta de tres espacios, uno al norte, a modo de cella, que era la zona más sagrada, y delante, al sur, un gran patio a cielo abierto en el cual quedan restos de algunos bancos sobre los que se depositarían los exvotos y se realizarían determinadas ceremonias religiosas; más al sur, un vestíbulo al que se entraba a través de una rampa o escalinata.
Al fondo de la cella, en la pared norte estuvo adosada una columna que no tuvo, al parecer, una función tectónica, sin basa, levantada sobre un área cuadrangular pavimentada y delimitada por lajas de piedra alineadas en posición vertical. Esta columna representaba la divinidad adorada en el templo, que era Dea Caelestis y que en este caso se representó de forma anicónica, en forma de betilo. La actividad cultural se desarrolló, por tanto, entre el siglo II a. C. y mediados del siglo II d. C., momento en el que se produjo el abandono y la destrucción del edificio religioso.
Entre los hallazgos más significativos cabe señalar numerosas piezas de cerámica, dos altares tallados en piedra caliza local y más de 300 exvotos también realizados en piedra local. Los exvotos de Torreparedones, que representan figuras antropomorfas (femeninas y también masculinas), partes del cuerpo (piernas) y tan sólo un équido, son manifestaciones de una piedad y de unas creencias religiosas cuya naturaleza está por descubrir, pero que se limitan a ser una exposición del sentimiento hacia la divinidad.
La propuesta de intervención ha sido elaborada por el arquitecto Rafael Sánchez y ya cuenta con la preceptiva autorización de la Delegación Provincial de Cultura.
Sara Nuñez, Baena: Licitada la restauración del santuario ibero de Torreparedones, El Día de Córdoba, 30 de julio de 2009
Recreación de la puerta oriental de Torreparedones.
Los resultados de aquellas intervenciones fueron espectaculares porque se pudo documentar la planta y las características completas de ambos sectores del yacimiento, que ya habían sido investigados en 1988 y 1990 por un equipo de arqueólogos de las universidades de Córdoba, Complutense de Madrid y la británica de Oxford. La entrada monumental torreada, en la llamada puerta oriental, se conformó en un momento muy posterior al de la erección del recinto fortificado de la ciudad, en época romana republicana, quizás en el contexto de la guerra civil romana que enfrentó a César contra los hijos de Pompeyo. El hallazgo de dos quicialeras en la zona más externa de las torres indica que la puerta exterior estaba compuesta por dos hojas de madera de 1,5 metros de anchura cada una, por lo que se puede suponer una altura de unos 4 metros; al interior, a unos 14 metros, se documentó la presencia de una contrapuerta, también de dos hojas de madera, con sus correspondientes quicialeras.
En cuanto al santuario, localizado extramuros, en el extremo sur, hay que decir que se han excavado estructuras pertenecientes a dos edificios de culto, de los cuales el mejor representado es el segundo en orden cronológico. El primer templo se podría datar en época romana republicana y el segundo en época altoimperial. El segundo templo consta de tres espacios, uno al norte, a modo de cella, que era la zona más sagrada, y delante, al sur, un gran patio a cielo abierto en el cual quedan restos de algunos bancos sobre los que se depositarían los exvotos y se realizarían determinadas ceremonias religiosas; más al sur, un vestíbulo al que se entraba a través de una rampa o escalinata.
Al fondo de la cella, en la pared norte estuvo adosada una columna que no tuvo, al parecer, una función tectónica, sin basa, levantada sobre un área cuadrangular pavimentada y delimitada por lajas de piedra alineadas en posición vertical. Esta columna representaba la divinidad adorada en el templo, que era Dea Caelestis y que en este caso se representó de forma anicónica, en forma de betilo. La actividad cultural se desarrolló, por tanto, entre el siglo II a. C. y mediados del siglo II d. C., momento en el que se produjo el abandono y la destrucción del edificio religioso.
Entre los hallazgos más significativos cabe señalar numerosas piezas de cerámica, dos altares tallados en piedra caliza local y más de 300 exvotos también realizados en piedra local. Los exvotos de Torreparedones, que representan figuras antropomorfas (femeninas y también masculinas), partes del cuerpo (piernas) y tan sólo un équido, son manifestaciones de una piedad y de unas creencias religiosas cuya naturaleza está por descubrir, pero que se limitan a ser una exposición del sentimiento hacia la divinidad.
La propuesta de intervención ha sido elaborada por el arquitecto Rafael Sánchez y ya cuenta con la preceptiva autorización de la Delegación Provincial de Cultura.
Sara Nuñez, Baena: Licitada la restauración del santuario ibero de Torreparedones, El Día de Córdoba, 30 de julio de 2009