Asalto al tesoro oculto de Picasso

Pablo Picasso en 1965 junto a Las tres bailarinas', 40 años antes de que fuera vendida en una galería londinense.AP La poderosa Picasso Administration, sociedad parisina que gestiona la herencia de Pablo Picasso, se ha enzarzado en una batalla cruel contra una modesta pareja de jubilados. Un electricista retirado y enfermo de cáncer y su esposa tenían en su garaje, desde hace casi cuatro décadas, al menos 180 obras del pintor, en su mayoría esbozos y estudios. Los humildes ancianos los jubilados del pequeño pueblo de Mouans Sartoux, en pleno valle de los perfumes de Francia, aseguran con la mano en el corazón que ese tesoro desconocido, salido del pincel de maestro, fue un regalo que Pablo Picasso les hizo antes de fallecer. Los sucesores del genio no quieren creerlo.

No todos los días se descubre en un humilde garaje polvoriento del sureste de Francia nada menos que nueve collages cubistas del primer Picasso vanguardista de París, una acuarela del periodo azul, guashes, unas 30 litografías, y dos cuadernos de bocetos y dibujos con unas 100 obras, entre otras creaciones. El conjunto, de 180 obras 271 si se cuentan cada uno de los esbozos por separado hasta ahora totalmente inéditas, elaboradas en su mayoría en los años treinta, tiene un valor cercano a los 60 millones de euros.

En este momento las obras están en poder de la policía. El jubilado, que fuera electricista de varias mansiones de Picasso entre 1970 y 1973, y su esposa han estado detenidos y siguen acusados de un presunto delito por tráfico de objetos robados. La Picasso Administration sostiene que forzosamente ese patrimonio no puede ser dispersado y asegura que les pertenece a los herederos. La historia es tan compleja, que exige moviola. "Estoy muy triste, muy decepcionada. Nosotros simplemente fuimos a ver a la Sociedad Picasso para que nos dieran el certificado de autenticidad de las obras. Mi marido, ya operado una primera vez por un cáncer, tenía que volver a la mesa de operaciones. Nos dijimos: ha llegado el momento de poner orden en nuestras cosas, que nuestros hijos no vayan a tener problemas", explica por teléfono a Público Danielle Le Guennec. "En vez de darnos el certificado, nos trataron con mentiras. Primero nos pidieron que les enviáramos fotos de las obras, cosa que hicimos lo mejor que pudimos. Nos pidieron que nos presentáramos en sus locales de París con las obras. Y lo hicimos. Nunca nos dijeron a la cara que pensaban que nosotros habíamos robado esas obras. Esa gente sólo conoce el dinero, y no conocen los sentimientos. Quizá por eso no se pueden creer que fue una donación del maestro a mi marido", añade la anciana. El señor Pierre trabajó para Picasso los tres últimos años de su vida en todas las instalaciones eléctricas, e incluso en las alarmas, de varias residencias del pintor, entre ellas la Villa California de la Costa Azul, cerca de Cannes y cerca del domicilio del hoy anciano enfermo. Al final de su vida, Picasso donó esas creaciones al modesto electricista.

La Picasso Administration, una empresa con 1.080.693 de euros de volumen de negocios en su último balance consolidado, no se cree ni una palabra. Su abogado parisino, Jean-Jac-ques Meuer, confirma la cita: "Efectivamente, nos contactaron en enero pasado pidiendo certificados de autenticidad, pero siempre recibimos cientos de demandas fantasiosas de ese tipo. Así que solicitamos fotos, primero, y luego que vinieran con buena parte de las obras. Claude Picasso y su experto se quedaron de una pieza. Desde ese mismo momento, decidimos presentar querella", explica a este periódico. "El escenario de una donación de Picasso a su electricista, obviamente, es totalmente absurdo respecto a lo que sabemos de la Historia del Arte. Picasso a veces compraba sus propias obras y guardaba hasta los tickets de metro donde había pintado. Respecto a sus collages, sólo los intercambiaba con Bracque, porque ambos estimaban que eran obras de alta elaboración intelectual que ellos debían seguir mutuamente", añade. "Desde nuestro punto de vista, esas obras forman parte de la sucesión Picasso, pero esa no es la cuestión candente hoy. Urge poner fin a esa situación anormal y aberrante, de unas obras en manos ajenas, e impedir que se produzca su dispersión", afirma. Así que la Picasso Administración no tiene pensado dar certificados de autenticidad para obras en poder de una familia que no reconocen como digna de haber recibido un regalo del maestro malagueño. Por su parte, la familia ve todo de otra manera: "No porque seamos gente modesta, no tenemos derecho a guardar lo que alguien quiso darnos de corazón", explica la anciana Danielle Le Guennec.

En declaraciones a Libération, el heredero Claude Picasso consideraba que "no se tiene de pie" la versión del jubilado porque su padre no tenía la costumbre de hacer regalos en bloque y, cuando lo hacía, siempre dejaba su huella. "Pablo Picasso era bastante generoso. Pero fechaba, firmaba y dedicaba siempre sus donaciones, porque sabía que algunos las venderían para afrontar sus necesidades", aseguró.

Pierre Le Guennec guardaba en su garaje el tesoro "con mucho amor", antes de que la policía irrumpiera para incautarlo. La esposa de Le Guennec explica a ‘Público': "No las colgamos nunca en ningún salón o pasillo. Es que... no son más que garabatos sin terminar". De las anécdotas que el marido conserva de tres años de idas y venidas en las fincas de Picasso, su mujer adora recordar una. "Mi marido estaba trabajando en la Villa California en verano y él llevaba un sombrero de paja provenzal. A Picasso le gustaba mucho ese sombrero y le lanzaba miradas con una sonrisa. Pero no dijo ni palabra. Habló con Madame. Y luego, en un pasillo, fue madame la que le pidió el sombrero a mi marido. Unos minutos después, el maestro seguía pintando, pero con sombrero".

Las joyas que preceden al cuadro
Rarezas. Hay obras poco comunes, como nueve collages cubistas hechos a principios de la segunda década del siglo XX, un periodo del que muchas de las obras del artista se perdieron. También hay una acuarela de su periodo azul, pinturas aguadas en papel y estudios pintados sobre tela.

Prescripción. El abogado de los Picasso asegura que nunca nadie recibió de manos del pintor una donación tan importante. Y el diario ‘Libération' se pregunta si el electricista no esperó tantos años a sacar a la luz la obra por la prescripción de un supuesto delito de robo.

Andrés Pérez, París: Asalto al tesoro oculto de Picasso, Público, 30 de noviembre de 2010