Sorolla, tres dueños en dos días
El lienzo que sirvió para destapar el robo en Castellana Subastas cambió varias veces de propietario en un fin de semana. Pedro Iturbide, jefe de sala de Castellana Subastas, vendió por 300.000 euros el cuadro de Sorolla «Juerga andaluza», presuntamente después de hurtarlo junto a otras trece obras de la caja fuerte de dicho establecimiento, en el que trabajaba desde hacía años. Se lo vendió a una galería de Barcelona.
Esta galería, a su vez, lo vendió, por una cantidad superior, a un coleccionista particular, quien lo dejó en manos de un galerista madrileño para que le ayudara a venderlo. Este último puso un anuncio del cuadro en las revistas «Anticvaria» y «Subastas del siglo XXI» y fue ahí cuando el dueño de Castellana Subastas se dio cuenta de que el cuadro que custodiaba en su local había cambiado misteriosamente de manos. Entonces comenzó a derrumbarse la trama montada presuntamente por Iturbide, quien ya ha confesado a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional todos los hechos. El caso, como en las novelas de suspense, está lleno de sorpresas. El cuadro de Sorolla cambió tres veces de dueño en de dos días. Fue en marzo, en el transcurso de la feria Antiquaris de Barcelona. Allí, el detenido consiguió venderlo a una galería barcelonesa, quien a su vez lo despachó a un coleccionista en la misma feria. El presunto ladrón, un profesional conocido en el reducido mercado español del arte, no tuvo dificultades para convencer a su potencial cliente de que el Sorolla era auténtico (que lo era) y de que pertenecía a una familia dispuesta a venderlo (no era el caso). Iturbide explicó a esa galería que la familia propietaria del óleo había perdido el certificado de autenticidad. Bastó con llamar a los herederos del pintor valenciano para comprobar que era una obra auténtica. La Policía intervino el cuadro en Madrid al galerista que lo tenía en depósito para buscar un comprador, pedía una cantidad cercana a 390.000 euros, el precio estimado en el mercado según los datos de la Policía.
Al respecto, se habán efectuado dos denuncias. La primera, por la desaparición del cuadro de Sorolla, que fue puesta por el propio ladrón. Y la segunda, presentada por el propietario de los cuadros, Ignacio Hinojosa, hermano del dueño de Castellana Subastas, cuando descubrió que en realidad faltaban más.
Goyo García Maestro (Madrid), Sorolla, tres dueños en dos días, La Razón, 17 de mayo de 2008
Detalle de Juerga andaluza
Esta galería, a su vez, lo vendió, por una cantidad superior, a un coleccionista particular, quien lo dejó en manos de un galerista madrileño para que le ayudara a venderlo. Este último puso un anuncio del cuadro en las revistas «Anticvaria» y «Subastas del siglo XXI» y fue ahí cuando el dueño de Castellana Subastas se dio cuenta de que el cuadro que custodiaba en su local había cambiado misteriosamente de manos. Entonces comenzó a derrumbarse la trama montada presuntamente por Iturbide, quien ya ha confesado a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional todos los hechos. El caso, como en las novelas de suspense, está lleno de sorpresas. El cuadro de Sorolla cambió tres veces de dueño en de dos días. Fue en marzo, en el transcurso de la feria Antiquaris de Barcelona. Allí, el detenido consiguió venderlo a una galería barcelonesa, quien a su vez lo despachó a un coleccionista en la misma feria. El presunto ladrón, un profesional conocido en el reducido mercado español del arte, no tuvo dificultades para convencer a su potencial cliente de que el Sorolla era auténtico (que lo era) y de que pertenecía a una familia dispuesta a venderlo (no era el caso). Iturbide explicó a esa galería que la familia propietaria del óleo había perdido el certificado de autenticidad. Bastó con llamar a los herederos del pintor valenciano para comprobar que era una obra auténtica. La Policía intervino el cuadro en Madrid al galerista que lo tenía en depósito para buscar un comprador, pedía una cantidad cercana a 390.000 euros, el precio estimado en el mercado según los datos de la Policía.
Al respecto, se habán efectuado dos denuncias. La primera, por la desaparición del cuadro de Sorolla, que fue puesta por el propio ladrón. Y la segunda, presentada por el propietario de los cuadros, Ignacio Hinojosa, hermano del dueño de Castellana Subastas, cuando descubrió que en realidad faltaban más.
Goyo García Maestro (Madrid), Sorolla, tres dueños en dos días, La Razón, 17 de mayo de 2008