Arte contra las máscaras de la economía
Las paradojas y fracturas del sistema capitalista quedan al descubierto a través de dos exposiciones en Madrid que reúnen los trabajos de artistas contemporáneos. En ellas se analiza desde el concepto de modernidad hasta los de desarrollo y producción
Es la economía, estúpido". La frase acuñada durante la campaña de Clinton contra Bush en 1992 ha sobrevivido más allá de su contexto original. Y hoy la oímos gritar desde todos los rincones del planeta. Los artistas contemporáneos lo hacen a través de su lenguaje, y con una beligerancia y profundidad que se levanta como un reto a los análisis convencionales. Dos exposiciones heterodoxas que coinciden en Madrid proponen interesantes tesis que indagan en las causas de la presente crisis de la economía capitalista: Principio Potosí (Museo Reina Sofía) y Fetiches críticos. Residuos de la economía general (Centro de Arte 2 de Mayo). Ambas cuentan con un trío de comisarios-artistas-críticos de arte (alemanes los primeros, mexicanos los segundos) que han invitado a una serie de artistas de diferentes países a adherirse a sus planteamientos teóricos.
"El fetiche crítico es, en nuestro marco de referencia, la operación de objetos que exploran la falsa racionalidad del mercado y los intercambios que establecen nuestra sociedad moderna", explica Cuauhtémoc Medina, uno de los comisarios mexicanos junto a Mariana Botey y Helena Chávez McGregor. "En otro plano, si quieres, el concepto implica el rescate de una cierta rama de reflexión económica surrealista disidente, en contra de las suposiciones ilustradas de la hegemonía conceptual".
La exposición, que se inaugura el próximo martes, es la primera producida por este colectivo que publica un periódico de debate titulado El espectro rojo. "Nuestro proyecto consiste en agitar, pensar y hacer, sin conceder tregua", continúa Medina. Entre los veinte artistas que se presentan en la muestra madrileña están Santiago Sierra, Francis Alys, Karmelo Bermejo, Alfredo Jaar, Teresa Margolles o Raqs Media Collective, entre otros.
"Queremos generar un circuito de artistas y pensadores que se propongan reinventar la noción de pensamiento radical desde las cenizas, pero con la alegría elemental de asumir el mundo como un constante juego de poder y una construcción histórica honda y de largo plazo. Sin ensueños cristianos disfrazados, y con plena conciencia de que hacemos cultura en el mundo, pero que éste no acaba donde supone el sentido común".
¿Nos encontramos ante el arte político del siglo XXI? "Lo que usualmente designamos como 'arte político' se ha convertido, en términos generales, en la categoría con que aislamos cierta producción para anularla, precisamente porque aparece como 'política'. El arte es político todo el tiempo, pues vehicula y hace posibles ciertas subjetividades y acompaña ciertas formaciones sociales", dice Medina. "Esas dos hipótesis tienen una consecuencia: estar políticamente activo en el campo cultural supone trabajar en el borde en que cada operación estética es también un desplazamiento de poder, opinión, afecto y pensamiento, que faculta o no determinadas posibilidades de pensamiento y actividad social. No nos interesa hacer una exposición política: lo que cuenta en este caso es la clase de política que nuestra colaboración con artistas, teóricos y públicos dibuja como una alternativa".
Para abrir boca, un poco de anarquía contra uno de los padres del anarquismo. Karmelo Bermejo (Málaga, 1979) presenta su acción titulada 3.000 euros de dinero público utilizados en comprar libros de Bakunin para quemarlos en una plaza (2009). Una pira de libros a los que se prendió fuego una noche en el centro de Madrid. También el chileno Alfredo Jaar utiliza el fuego en su destrucción artística titulada Skoghall Konstall (2000). La mexicana Fritzia Irizar hace un molde en oro del desgaste de una herramienta de trabajo, en este caso, una llave de la serie Prótesis objetuales (2007).
Jota Izquierdo (Castellón, 1972) ha realizado, en colaboración con Abel Carranza, La obra de arte en su época de la reproductibilidad pirata (2010), basándose en documentación sobre formas de producción y distribución de los vagoneros en México. Y Vicente Razo, que ha inundado los servicios de correo comercial gratuito con argumentos de crítica de la teoría crítica, un trabajo que titula Capitalism is dead, de la serie Public Address (2009).
Por otro lado, Principio Potosí, la exposición en el Reina Sofía, también escapa a los cánones. El montaje se desarrolla en dos planos, hay que subir a unas plataformas o sillas como de árbitro de tenis para observar otro ángulo de su recorrido. Los comisarios Alice Creisher, Max Jorge Hinderer y Andreas Siekmann son artistas, comisarios y críticos de arte. En Alemania esta "especie", los Kritiker/Kuratoren/Künstler se conoce como KKK. "Pertenecemos a una generación que empezó a autoorganizarse porque no estábamos contentos de las curadurías de nuestras exposiciones. Como artista, te veían a menudo como una simple pieza de un trabajo de conjunto que no nos reflejaba y preferimos generar nuestras propias ideas. Muchas veces se pone una cartela sólo con el nombre, lugar y fecha de nacimiento, como si eso explicara algo de la obra", dice Siekmann.
Principio Potosí analiza el concepto de modernidad desde una óptica distinta. "Nos interesa explicar al público que se puede comprender la modernidad tomando como punto de inicio la distribución global del sistema capitalista, que empieza con la colonización de América", comenta Hinderer. La inmensa montaña de plata en territorio boliviano, explotada por el virreinato español, permitió que esa riqueza circulara hacia mercados del otro lado del globo. Los comisarios han seleccionado 13 pinturas coloniales andinas que muestran diversos aspectos del reflejo de ese intercambio y del impacto económico y social de esa explotación, junto a las que han realizado la misma cantidad de artistas contemporáneos, que han partido de ellas para su traslación a la realidad actual.
"La primera aproximación a las pinturas coloniales fue desde el punto de vista de la economía internacional", explica Creisher. "Porque si sigues la Ruta de la Plata de Potosí, ésta llega a España, sigue a través de Europa y termina en la India. Por eso es que no nos hemos concentrado en lo que es la pintura colonial en sí -como pudo ser la más conocida Escuela de Cusco-, sino sólo las que se sitúan en el contexto de Potosí. Nuestro proyecto histórico encaja bien con las reflexiones sobre lo que el neoliberalismo hace al mundo globalizado de hoy. Mucha gente se empieza a dar cuenta de lo que este fenómeno significa, mejor que lo que podía entenderlo en los años noventa, con la euforia financiera. La crisis de hoy nos permite echar la vista atrás al siglo XVI. Por eso invitamos a artistas internacionales de sitios del mundo que provienen de lugares del mundo que son los nuevos potosíes".
Entre los artistas que participan en esta muestra, que es más un recorrido que una exposición al uso, están Rogelio López Cuenca, Harun Farocki, León Ferrari, Matthijs de Brujine, Zhao Liang, Marcelo Expósito o The Migrant Workers Home.
"Todo lo que empobreció a Europa en el siglo XVI y XVII fue en gran parte debido a la circulación de la plata de Potosí", afirma Creicher. "Así es que no se trata simplemente de un continente que explota a otro, hay todo un proceso de explotación y enriquecimiento que abarca todo el mundo. Y esa es la historia que nos ha fascinado", según Creisher. "Esto tiene que ver con el concepto de acumulación primitiva (u originaria) acuñado por Marx. Todo el proceso de empobrecimiento de un lado y de enriquecimiento del otro culmina con el inicio de la industrialización del siglo XIX, y está muy bien descrito por Marx. Ahora, con el conocimiento que tenemos de lo que ocurrió con Potosí, sabemos que ahí se puede encontrar la prehistoria de ese término. Y eso sigue funcionando así, no es sólo un caso histórico".
Fetiches críticos. CA2M. Avenida de la Constitución, 23. Móstoles (Madrid). Del 25 de mayo al 29 de agosto. Principio Potosí. Museo Reina Sofía. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 6 de septiembre.
Feitta Jarque: Arte contra las máscaras de la economía, EL PAÍS / Babelia, 22 de mayo de 2010
Es la economía, estúpido". La frase acuñada durante la campaña de Clinton contra Bush en 1992 ha sobrevivido más allá de su contexto original. Y hoy la oímos gritar desde todos los rincones del planeta. Los artistas contemporáneos lo hacen a través de su lenguaje, y con una beligerancia y profundidad que se levanta como un reto a los análisis convencionales. Dos exposiciones heterodoxas que coinciden en Madrid proponen interesantes tesis que indagan en las causas de la presente crisis de la economía capitalista: Principio Potosí (Museo Reina Sofía) y Fetiches críticos. Residuos de la economía general (Centro de Arte 2 de Mayo). Ambas cuentan con un trío de comisarios-artistas-críticos de arte (alemanes los primeros, mexicanos los segundos) que han invitado a una serie de artistas de diferentes países a adherirse a sus planteamientos teóricos.
"El fetiche crítico es, en nuestro marco de referencia, la operación de objetos que exploran la falsa racionalidad del mercado y los intercambios que establecen nuestra sociedad moderna", explica Cuauhtémoc Medina, uno de los comisarios mexicanos junto a Mariana Botey y Helena Chávez McGregor. "En otro plano, si quieres, el concepto implica el rescate de una cierta rama de reflexión económica surrealista disidente, en contra de las suposiciones ilustradas de la hegemonía conceptual".
La exposición, que se inaugura el próximo martes, es la primera producida por este colectivo que publica un periódico de debate titulado El espectro rojo. "Nuestro proyecto consiste en agitar, pensar y hacer, sin conceder tregua", continúa Medina. Entre los veinte artistas que se presentan en la muestra madrileña están Santiago Sierra, Francis Alys, Karmelo Bermejo, Alfredo Jaar, Teresa Margolles o Raqs Media Collective, entre otros.
"Queremos generar un circuito de artistas y pensadores que se propongan reinventar la noción de pensamiento radical desde las cenizas, pero con la alegría elemental de asumir el mundo como un constante juego de poder y una construcción histórica honda y de largo plazo. Sin ensueños cristianos disfrazados, y con plena conciencia de que hacemos cultura en el mundo, pero que éste no acaba donde supone el sentido común".
¿Nos encontramos ante el arte político del siglo XXI? "Lo que usualmente designamos como 'arte político' se ha convertido, en términos generales, en la categoría con que aislamos cierta producción para anularla, precisamente porque aparece como 'política'. El arte es político todo el tiempo, pues vehicula y hace posibles ciertas subjetividades y acompaña ciertas formaciones sociales", dice Medina. "Esas dos hipótesis tienen una consecuencia: estar políticamente activo en el campo cultural supone trabajar en el borde en que cada operación estética es también un desplazamiento de poder, opinión, afecto y pensamiento, que faculta o no determinadas posibilidades de pensamiento y actividad social. No nos interesa hacer una exposición política: lo que cuenta en este caso es la clase de política que nuestra colaboración con artistas, teóricos y públicos dibuja como una alternativa".
Para abrir boca, un poco de anarquía contra uno de los padres del anarquismo. Karmelo Bermejo (Málaga, 1979) presenta su acción titulada 3.000 euros de dinero público utilizados en comprar libros de Bakunin para quemarlos en una plaza (2009). Una pira de libros a los que se prendió fuego una noche en el centro de Madrid. También el chileno Alfredo Jaar utiliza el fuego en su destrucción artística titulada Skoghall Konstall (2000). La mexicana Fritzia Irizar hace un molde en oro del desgaste de una herramienta de trabajo, en este caso, una llave de la serie Prótesis objetuales (2007).
Jota Izquierdo (Castellón, 1972) ha realizado, en colaboración con Abel Carranza, La obra de arte en su época de la reproductibilidad pirata (2010), basándose en documentación sobre formas de producción y distribución de los vagoneros en México. Y Vicente Razo, que ha inundado los servicios de correo comercial gratuito con argumentos de crítica de la teoría crítica, un trabajo que titula Capitalism is dead, de la serie Public Address (2009).
Por otro lado, Principio Potosí, la exposición en el Reina Sofía, también escapa a los cánones. El montaje se desarrolla en dos planos, hay que subir a unas plataformas o sillas como de árbitro de tenis para observar otro ángulo de su recorrido. Los comisarios Alice Creisher, Max Jorge Hinderer y Andreas Siekmann son artistas, comisarios y críticos de arte. En Alemania esta "especie", los Kritiker/Kuratoren/Künstler se conoce como KKK. "Pertenecemos a una generación que empezó a autoorganizarse porque no estábamos contentos de las curadurías de nuestras exposiciones. Como artista, te veían a menudo como una simple pieza de un trabajo de conjunto que no nos reflejaba y preferimos generar nuestras propias ideas. Muchas veces se pone una cartela sólo con el nombre, lugar y fecha de nacimiento, como si eso explicara algo de la obra", dice Siekmann.
Principio Potosí analiza el concepto de modernidad desde una óptica distinta. "Nos interesa explicar al público que se puede comprender la modernidad tomando como punto de inicio la distribución global del sistema capitalista, que empieza con la colonización de América", comenta Hinderer. La inmensa montaña de plata en territorio boliviano, explotada por el virreinato español, permitió que esa riqueza circulara hacia mercados del otro lado del globo. Los comisarios han seleccionado 13 pinturas coloniales andinas que muestran diversos aspectos del reflejo de ese intercambio y del impacto económico y social de esa explotación, junto a las que han realizado la misma cantidad de artistas contemporáneos, que han partido de ellas para su traslación a la realidad actual.
"La primera aproximación a las pinturas coloniales fue desde el punto de vista de la economía internacional", explica Creisher. "Porque si sigues la Ruta de la Plata de Potosí, ésta llega a España, sigue a través de Europa y termina en la India. Por eso es que no nos hemos concentrado en lo que es la pintura colonial en sí -como pudo ser la más conocida Escuela de Cusco-, sino sólo las que se sitúan en el contexto de Potosí. Nuestro proyecto histórico encaja bien con las reflexiones sobre lo que el neoliberalismo hace al mundo globalizado de hoy. Mucha gente se empieza a dar cuenta de lo que este fenómeno significa, mejor que lo que podía entenderlo en los años noventa, con la euforia financiera. La crisis de hoy nos permite echar la vista atrás al siglo XVI. Por eso invitamos a artistas internacionales de sitios del mundo que provienen de lugares del mundo que son los nuevos potosíes".
Entre los artistas que participan en esta muestra, que es más un recorrido que una exposición al uso, están Rogelio López Cuenca, Harun Farocki, León Ferrari, Matthijs de Brujine, Zhao Liang, Marcelo Expósito o The Migrant Workers Home.
"Todo lo que empobreció a Europa en el siglo XVI y XVII fue en gran parte debido a la circulación de la plata de Potosí", afirma Creicher. "Así es que no se trata simplemente de un continente que explota a otro, hay todo un proceso de explotación y enriquecimiento que abarca todo el mundo. Y esa es la historia que nos ha fascinado", según Creisher. "Esto tiene que ver con el concepto de acumulación primitiva (u originaria) acuñado por Marx. Todo el proceso de empobrecimiento de un lado y de enriquecimiento del otro culmina con el inicio de la industrialización del siglo XIX, y está muy bien descrito por Marx. Ahora, con el conocimiento que tenemos de lo que ocurrió con Potosí, sabemos que ahí se puede encontrar la prehistoria de ese término. Y eso sigue funcionando así, no es sólo un caso histórico".
Fetiches críticos. CA2M. Avenida de la Constitución, 23. Móstoles (Madrid). Del 25 de mayo al 29 de agosto. Principio Potosí. Museo Reina Sofía. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 6 de septiembre.
Feitta Jarque: Arte contra las máscaras de la economía, EL PAÍS / Babelia, 22 de mayo de 2010