Toledo se fija una meta: 2014, IV centenario del Greco
Un precedente: el III Centenario
El Greco murió en abril de 1614 y con su fallecimiento su arte iría progresivamente cayendo en el olvido. Todo cambió en 1908 cuando Bartolomé Cossío, profesor de la Institución Libre de Enseñanza, realizó un estudio completo de sus obras. Es en ese momento cuando El Greco vuelve a convertirse en el centro de las miradas; artistas y eruditos reflexionan sobre su pintura o sobre lo vanguardista de su técnica. Comenzó entonces a fraguarse un mito.
Hay también que resaltar la figura del marqués de Vega Inclán, marchante y mecenas, que desarrolló un importante papel ayudando a Cossío en la localización de las pinturas del cretense y quien, contagiado por el entusiasmo del profesor, se embarcaría en la compra de una casa situada en la judería toledana para convertirla en la casa-museo que posteriormente donaría al Estado.
La celebración del III Centenario de 1914 fue otro momento clave para la ciudad cuya finalidad fue doble. Por un lado, se definió una nueva interpretación del Greco como genuino representante del arte español de la Edad de Oro, lo que le permitió ser reconocido por los círculos académicos y los grandes museos de arte. Por otro, se modernizó Toledo iniciando un diálogo entre el pasado y el futuro.
Así, 1914 no solo erigió al Greco en uno de los grandes genios de la pintura universal sino que sirvió para transformar la fisonomía de Toledo y convertirla en ciudad moderna. La inauguración del Museo del Greco, la construcción de la espectacular estación de ferrocarril que da servicio a los viajeros de la alta velocidad hoy en día, la apertura de los primeros grandes hoteles o la realización de las primeras rondas de circunvalación, que permitieron mejorar la movilidad de los visitantes, son algunos ejemplos del legado de ese tercer centenario.
Un siglo después, y en víspera de 2014, El Greco está considerado como uno de los referentes decisivos de las vanguardias para figuras de la talla de Degas, Cézanne, Picasso, Chagall, Kandinsky o también Pollock y Saura.
En 2014 se cumplirá el IV centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos (Candía, Creta, República de Venecia, 1541-Toledo, 7 de abril de 1614), El Greco. Para conmemorar esta efeméride, el Gobierno de Castilla-La Mancha, el Ministerio de Cultura, el Arzobispado de Toledo, su Ayuntamiento y su Diputación, anunciaron ayer en la sacristía de la catedral toledana el nacimiento de la Fundación El Greco 2014, cuyo fin será, más allá del recuerdo de la muerte del genial pintor, poner en marcha un verdadero proyecto cívico que, de hecho, haga de Toledo ese año la verdadera capital cultural europea, como lo fue en el tiempo del Greco.El Greco murió en abril de 1614 y con su fallecimiento su arte iría progresivamente cayendo en el olvido. Todo cambió en 1908 cuando Bartolomé Cossío, profesor de la Institución Libre de Enseñanza, realizó un estudio completo de sus obras. Es en ese momento cuando El Greco vuelve a convertirse en el centro de las miradas; artistas y eruditos reflexionan sobre su pintura o sobre lo vanguardista de su técnica. Comenzó entonces a fraguarse un mito.
Hay también que resaltar la figura del marqués de Vega Inclán, marchante y mecenas, que desarrolló un importante papel ayudando a Cossío en la localización de las pinturas del cretense y quien, contagiado por el entusiasmo del profesor, se embarcaría en la compra de una casa situada en la judería toledana para convertirla en la casa-museo que posteriormente donaría al Estado.
La celebración del III Centenario de 1914 fue otro momento clave para la ciudad cuya finalidad fue doble. Por un lado, se definió una nueva interpretación del Greco como genuino representante del arte español de la Edad de Oro, lo que le permitió ser reconocido por los círculos académicos y los grandes museos de arte. Por otro, se modernizó Toledo iniciando un diálogo entre el pasado y el futuro.
Así, 1914 no solo erigió al Greco en uno de los grandes genios de la pintura universal sino que sirvió para transformar la fisonomía de Toledo y convertirla en ciudad moderna. La inauguración del Museo del Greco, la construcción de la espectacular estación de ferrocarril que da servicio a los viajeros de la alta velocidad hoy en día, la apertura de los primeros grandes hoteles o la realización de las primeras rondas de circunvalación, que permitieron mejorar la movilidad de los visitantes, son algunos ejemplos del legado de ese tercer centenario.
Un siglo después, y en víspera de 2014, El Greco está considerado como uno de los referentes decisivos de las vanguardias para figuras de la talla de Degas, Cézanne, Picasso, Chagall, Kandinsky o también Pollock y Saura.
El lugar elegido para la presentación en sociedad de la nueva institución no es casual. La sacristía de la catedral primada fue, por decirlo de alguna forma, el corazón del universo del Greco, de hecho cuenta con 16 de sus obras (cuatro de ellas en restauración), y el altar está presidido por El Expolio, un cuadro que fue, con el retablo de Santo Domingo el Antiguo, el primer encargo que tuvo cuando en 1577, con 36 años de edad, llegó a la ciudad imperial.
Dar un nuevo valor
Pero la recién constituida Fundación, presidida por Gregorio Marañón, tiene unos objetivos aún más ambiciosos: dar un nuevo valor a los bienes culturales que atesora una ciudad universal y proponer una generación de nuevos modelos de uso y disfrute del patrimonio histórico.
Marañón –que no percibirá remuneración alguna por su trabajo– desveló ayer los "fichajes" de Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real y que también dirigirá el área artística de la Fundación; del historiador del arte Fernando Marías, que será el comisario de la exposición sobre el pintor que se preparará para la ocasión; del arqueólogo Jesús Carrobles (que se hará cargo de un ambicioso proyecto cívico para Toledo) o del diseñador Alberto Corazón, que elaborará su identidad corporativa.
El IV Centenario también permitirá reafirmar la dimensión contemporánea del Greco y constituirá, tal y como ocurrió con el III Centenario, una gran ocasión para proyectar una nueva imagen de Toledo a nivel tanto nacional como internacional.
Trascender una efeméride
Para Gregorio Marañón, "los resultados de cuanto hagamos tienen la vocación de perdurar, y por tanto, no nos dejaremos deslumbrar por lo efímero por muy brillante que pudiera parecer. El IV Centenario tiene que trascender la fecha del 2014 e incrementar así el valor patrimonial de Toledo, de Castilla-La Mancha y, consecuentemente, de España".
Además, el proyecto de la Fundación tiene que ser, en palabras del presidente, "abierto a colaborar con otros países, abierto a integrar las aportaciones que lo enriquezcan y a recoger las críticas que permitan mejorarlo; abierto, por tanto, a la sociedad civil, a todos los ciudadanos e instituciones, y muy particularmente a los toledanos que quieran participar en él, sin que esto implique incurrir en un espíritu localista incompatible con la significación universal de nuestra ciudad".
La gran inversión
Gregorio Marañón informó que en las próximas semanas se anunciará el plan director de la nueva institución y que su financiación se llevará a cabo en dos fases, una primera de estudio y concepción del proyecto, y una segunda, que se desarrollará en 2013 y 2014, en la que se realizará la gran inversión con la idea de que "toda Toledo sea continente del Año El Greco".
“Para lograrlo –concluyó el presidente– nos ponemos a trabajar desde ahora mismo, pues nuestra principal dificultad es el reloj del tiempo. Quedan sólo 1.328 días hasta el 1 de enero de 2014”.
Toledo se fija una meta: 2014, IV centenario del Greco, hoyesarte.com, 15 de mayo de 2010