Los «Contrastes» de Luis Gordillo
Las pinturas más libres de Luis Gordillo se enfrentan y coexisten con las realizadas a partir de estudios fotográficos y digitales previos en la exposición "Contrastes", que inaugura hoy la galería Marlborough.
La exposición es fiel reflejo de la forma de trabajar de Luis Gordillo a lo largo de su dilatada carrera. Por un lado se encuentran "las que están hechas sin estudios previos. En ellas te enfrentas directamente al cuadro, al famoso lienzo en blanco, y trabajas constantemente de una manera muy espontánea y directa", explica el artista. Cuando el cuadro se va complicando "el proceso es más lento, porque ya llueve sobre mojado. El control va creciendo, pero el cuadro en todo momento se ha hecho de una manera espontánea". Frente a éstas se sitúan las obras en las que el artista parte de estudios de ordenador, de fotos de otros cuadros anteriores. "Los transformo con 'collages' y después paso por el ordenador, y esto me da un boceto terminado, una maqueta en donde el cuadro está prácticamente resuelto. Es una manera mucho más fría de trabajar".
Estos dos mundos radicalmente distintos han existido siempre en la vida de Gordillo, quien bromea con el hecho de tener en su poder casi todos los premios, entre ellos el Velázquez de Artes Plásticas, aunque reconoce que echa de menos un mayor reconocimiento internacional. "Desde los setenta tengo el mismo dilema en mi forma de trabajar. Antes pensaba que en algún momento de mi vida se unirían los dos caminos y se formaría mi estilo definitivo, y no ha sido así. Las dos cosas me interesan y no tengo ganas de dejar ninguna".
Para el artista, cada uno de estos caminos tiene su contrapartida. En el "trabajo frío" andas sobre seguro, "pero es más aburrido, es un proceso sin aventuras". Frente a éste se encuentra el "endemoniado", en el que "siempre estás arriesgando y hasta que no terminas no sabes qué va a ocurrir, y casi siempre quedas más confuso, más embrollado, pero es más vivo", explica.
La experimentación, el cambio de registros y el afán de descubrimiento de nuevos horizontes plásticos caracterizan un estilo inclasificable, en constante evolución, en el que el resultado final, en sus pinturas "libres", es una incógnita. Ejemplo son las composiciones que se exhiben en "Contrastes". Se trata de cuadros "hechos a la par, con bastidores alargados. Son cuadros independientes que voy trabajando en conjunto. Cojo uno, trabajo sobre el, le doy la vuelta, lo vuelvo a rotar. Es un hacer muy dinámico, vivo, espontáneo y libre. Las agrupaciones finales llegan cuando digo 'esto es así', y así se queda".
En su estudio, dice, nunca se queda vacío. "Tengo doce o quince cosas en las que trabajo a la vez y unas van influyendo en las otras y van influyendo en mi. Trabajo al mismo tiempo en cuadros totalmente opuestos y el aburrimiento de uno lo compenso con la expresividad del otro. Ese es el lenguaje del estudio, el que no se interrumpe, el que te va dando el argumento del trabajo". La pintura es la base de la obra de Luis Gordillo, lo que más le gusta, pero la aplicación de la tecnología le proporciona nuevas pistas, "se crean muchas imágenes intermedias".
Recuerda que la aplicación de la tecnología a su obra siempre ha sido importante, y ya en los setenta empezó a trabajar con fotos. "Era una época en que hacía cuadros con mucho color, muy expresivos, y ese trabajo con tanto color me producía problemas, tensiones enormes. Proyectaba problemas en la pintura que no eran de la pintura, y era un sufrimiento enorme". Un día realizó una fotografía en blanco y negro de un cuadro lleno de color "y fue como si me hubiera tomado un tubo de Valium, me produjo una tranquilidad enorme y, además, la imagen seguía teniendo mucha fuerza. Me atrajo mucho la posibilidad de ir por ese otro camino y lo que hice fue mezclar las dos imágenes como un espejo. Se mezclaba la parte neurótica y la parte Valium", cuenta.
A partir de ahí inició un desarrollo horizontal. "El vertical era meterme con el color a fondo y el otro era patinar sobre la superficie de la neurosis. De ahí viene -prosigue- esta ambivalencia". Estos procesos llenos de contrastes son lo que más le divierten. "Cuando ya tienes un estilo concreto es muy aburrido. Hay artistas que lo llevan muy bien, pero para mí eso seria la muerte. Pido que se me siga conservando ese espíritu de curiosidad", afirma Gordillo.
EFE. Madrid: Los «Contrastes» de Luis Gordillo, ABC, 6 de mayo de 2010
La exposición es fiel reflejo de la forma de trabajar de Luis Gordillo a lo largo de su dilatada carrera. Por un lado se encuentran "las que están hechas sin estudios previos. En ellas te enfrentas directamente al cuadro, al famoso lienzo en blanco, y trabajas constantemente de una manera muy espontánea y directa", explica el artista. Cuando el cuadro se va complicando "el proceso es más lento, porque ya llueve sobre mojado. El control va creciendo, pero el cuadro en todo momento se ha hecho de una manera espontánea". Frente a éstas se sitúan las obras en las que el artista parte de estudios de ordenador, de fotos de otros cuadros anteriores. "Los transformo con 'collages' y después paso por el ordenador, y esto me da un boceto terminado, una maqueta en donde el cuadro está prácticamente resuelto. Es una manera mucho más fría de trabajar".
Estos dos mundos radicalmente distintos han existido siempre en la vida de Gordillo, quien bromea con el hecho de tener en su poder casi todos los premios, entre ellos el Velázquez de Artes Plásticas, aunque reconoce que echa de menos un mayor reconocimiento internacional. "Desde los setenta tengo el mismo dilema en mi forma de trabajar. Antes pensaba que en algún momento de mi vida se unirían los dos caminos y se formaría mi estilo definitivo, y no ha sido así. Las dos cosas me interesan y no tengo ganas de dejar ninguna".
Para el artista, cada uno de estos caminos tiene su contrapartida. En el "trabajo frío" andas sobre seguro, "pero es más aburrido, es un proceso sin aventuras". Frente a éste se encuentra el "endemoniado", en el que "siempre estás arriesgando y hasta que no terminas no sabes qué va a ocurrir, y casi siempre quedas más confuso, más embrollado, pero es más vivo", explica.
La experimentación, el cambio de registros y el afán de descubrimiento de nuevos horizontes plásticos caracterizan un estilo inclasificable, en constante evolución, en el que el resultado final, en sus pinturas "libres", es una incógnita. Ejemplo son las composiciones que se exhiben en "Contrastes". Se trata de cuadros "hechos a la par, con bastidores alargados. Son cuadros independientes que voy trabajando en conjunto. Cojo uno, trabajo sobre el, le doy la vuelta, lo vuelvo a rotar. Es un hacer muy dinámico, vivo, espontáneo y libre. Las agrupaciones finales llegan cuando digo 'esto es así', y así se queda".
En su estudio, dice, nunca se queda vacío. "Tengo doce o quince cosas en las que trabajo a la vez y unas van influyendo en las otras y van influyendo en mi. Trabajo al mismo tiempo en cuadros totalmente opuestos y el aburrimiento de uno lo compenso con la expresividad del otro. Ese es el lenguaje del estudio, el que no se interrumpe, el que te va dando el argumento del trabajo". La pintura es la base de la obra de Luis Gordillo, lo que más le gusta, pero la aplicación de la tecnología le proporciona nuevas pistas, "se crean muchas imágenes intermedias".
Recuerda que la aplicación de la tecnología a su obra siempre ha sido importante, y ya en los setenta empezó a trabajar con fotos. "Era una época en que hacía cuadros con mucho color, muy expresivos, y ese trabajo con tanto color me producía problemas, tensiones enormes. Proyectaba problemas en la pintura que no eran de la pintura, y era un sufrimiento enorme". Un día realizó una fotografía en blanco y negro de un cuadro lleno de color "y fue como si me hubiera tomado un tubo de Valium, me produjo una tranquilidad enorme y, además, la imagen seguía teniendo mucha fuerza. Me atrajo mucho la posibilidad de ir por ese otro camino y lo que hice fue mezclar las dos imágenes como un espejo. Se mezclaba la parte neurótica y la parte Valium", cuenta.
A partir de ahí inició un desarrollo horizontal. "El vertical era meterme con el color a fondo y el otro era patinar sobre la superficie de la neurosis. De ahí viene -prosigue- esta ambivalencia". Estos procesos llenos de contrastes son lo que más le divierten. "Cuando ya tienes un estilo concreto es muy aburrido. Hay artistas que lo llevan muy bien, pero para mí eso seria la muerte. Pido que se me siga conservando ese espíritu de curiosidad", afirma Gordillo.
EFE. Madrid: Los «Contrastes» de Luis Gordillo, ABC, 6 de mayo de 2010