David Hockney: «Picasso se habría vuelto loco con esto en las manos»

Ha sido Martin Gayford en «The Guardian» quien ha contado la verdadera historia de la seducción entre David Hockney y el iPad. Más allá de los ribetes marquetinianos del entusiasmo del gran pintor británico por el gadget de Apple, tal vez las «flores frescas» que hasta enero de 2011 se exponen en la Fundación Bergé-Saint Laurent de París tengan algunos misterios que mostrarnos.

Una de las obras de Hockney hechas con el iPad. EPA

En un mensaje SMS, Hockney le anunciaba a Gayford: «Te mandaré el amanecer de hoy esta tarde, sé que suena absurdo, pero ya sabes a qué me refiero». El mensaje posterior llevaba una pintura sobre iPad del amanecer en la costa de Yorkshire, «tan delicado como un Turner», luminoso como una vidriera, pero tan tecnológico y sofisticado como cualquier arte actual», relata Gayford. Era una pintura sobre iPad.

Desde 2008, Hockney ha realizado obras en su iPhone, pero la pasada primavera, con la llegada del hermano mayor, el iPad, ha logrado nuevas cotas. De hecho, desde su teléfono ya enviaba «flores que dibujo cada día para que mis amigos tengan flores frescas». Las pinta con la punta del dedo utlilzando aplicaciones de dibujo creadas para el iPad y reconoce que «no puedo usar la uña porque la pantalla es sensible al calor, no al contacto». Sigue distribuyéndolas entre amigos que pueden coleccionarlas o lo que deseen.

Una de las obras de Hockney hechas con el iPad. EPA
Suele utilizar la aplicación «Brushes» y dibujar los ramos que su socio, John Fitzherbert, compra cada día: rosas, lirios, lilas... Pero el verdadero sujeto de sus obras en iPad es la luz, cómo la atrapa con los colores y las intensidades que la herramienta permite. «El hecho de que la pantalla sea retroiluminada me permite escoger objetos luminosos. El amanecer habla de la luz, y también el iPhone tiene que ver con ella. Hay gente que me envía dibujos realizados con el iPhone, pero te das cuenta de que no están escogiendo objetos por su luminosidad. Exactamente para eso es tan bueno este objeto, y otras técnicas no lo igualan».

Pinta desde su habitación, que posee una ventana con vistas, cada mañana: «Las flores están ahí y la luz cambia...», relata Gayford en su artículo. Pero no es la primera vez que Hockney utiliza la tecnología. En los ochenta jogaba con fotocopiadoras y con el fax, «el teléfono de los sordos» (lo cual es una ironía importante porque el pintor está perdiendo el oído). Él cree profundamente que aunque los medios cambien, los dibujos, como las canciones, siempre estarán con nosotros. Este otoño seguirá investigando cada día con los dedos la luz que prende en su iPad. Y piensa: «Picasso se habría vuelto loco con esto en las manos. Y Van Gogh. De momento, no conozco a ningún artista que se hubiera librado del mismo sentimiento»