Abre sus puertas el Museo del Teatro Romano de Cartagena, obra de Moneo
Pasar de la Cartagena modernista a la Carthagonova del siglo I recorriendo apenas doscientos metros es una realidad. Ese túnel del tiempo se inicia en la plaza del Ayuntamiento, concluye junto a las ruinas de una de las primeras catedrales de la Península, Santa María la Mayor, y lo ha creado el arquitecto Rafael Moneo, tras siete años de trabajo. Se trata del nuevo Museo del Teatro Romano, que el 11 de julio de 2008 fue inaugurado por el presidente autonómico, Ramón Luis Valcárcel, y la alcaldesa de la ciudad, Pilar Barreiro. Su apertura pone fin a dos décadas de excavaciones arqueológicas para recuperar el monumento del siglo I de nuestra era, que fue descubierto bajo un antiguo barrio de pescadores en la ladera norte del cerro de la Concepción, una de las cinco colinas que abrigan la ciudad trimilenaria.
Rafael Moneo, ante el Teatro Romano de Cartagena (Foto: EFE)
El nuevo Museo del Teatro Romano está concebido para catapultar a Cartagena como referente mediterráneo en el turismo cultural y como línea de actividad económica de primera magnitud, en palabras de su alcaldesa. No en vano, se trata de la mayor infraestructura cultural realizada en la ciudad, con una inversión total de 43 millones de euros, aportados por la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento y la Fundación Cajamurcia. «Tiene tal fuerza, tal poder de atracción, que va a suponer un relanzamiento de Cartagena», vaticinó Valcárcel en la presentación del edificio. El presidente regional no escatimó elogios a la obra de Moneo: «Trascenderá fronteras y supondrá un aliciente turístico de primera magnitud para estudiosos y curiosos».
El museo permite a cualquier visitante llegar desde la plaza del Ayuntamiento hasta el mismo teatro salvando con escaleras mecánicas un desnivel de 25 metros y el ancho de dos calles. Las salas, repartidas en dos edificios, están conectadas por un pasadizo subterráneo bajo la calle General Ordóñez. En la de mayor extensión se exhiben piezas procedentes de la excavación, entre las que destacan las aras dedicadas a la triada capitolina en una disposición similar a la que tenían en el teatro.
«El proyecto enhebra y da sentido a un recorrido, al pasado de Cartagena y espero que la gente lo perciba así y lo entienda de esta manera», destacó en la inauguración Rafael Moneo. El arquitecto navarro, premio Pritzker de Arquitectura en 1996, describió el recorrido por su obra como un viaje al pasado con una última sala esplendorosa. «La que no hemos hecho nosotros», advirtió en referencia al Teatro Romano, que recibe al visitante tras recorrer las entrañas de la antigua catedral de Santa María, uno de los primeros templos del cristianismo en Hispania y terminada de destruir en la guerra civil.
"El proceso ha sido lento y se ha desarrollado al unísono junto con los arqueólogos", ha indicado Moneo. Sin embargo, todo esto lleva a pensar que ha sido una carrera de maratón, como tantas otras a las que ya está acostumbrado este gran arquitecto. Uno de los aspectos más importantes, fue la propuesta de conservación de este tipo de edificios, es decir, su condición monumental, porque el impacto urbano de la arqueología en la ciudad es importante", ha confesado el arquitecto. En palabras del creador de la ampliación del Museo de El Prado, el problema ha sido cómo integrar el teatro. La solución llegó rápida. Así se entabló lo que formalmente se conoce como 'una discusión académica' con arqueólogos para acordar la meta del proyecto. El arquitecto defendió en todo momento, mantener la estructura original del teatro y de lo que se había encontrado en la excavación.
El propio Moneo, galardonado con la prestigiosa Medalla de Oro de la Arquitectura en 2006, ha resaltado, además, que el Teatro Romano se encuentra rodeado por viviendas de una barriada obrera que evoca de forma inevitable a Roma. En realidad, se crea "un modo de convivir con el pasado y hablar de continuidad" en este nuevo museo en el que el itinerario comienza en la Plaza del Ayuntamiento, que es el espacio urbano más consolidado y que la gente siente más como espacio público por antonomasia.
Este nuevo Museo del Teatro Romano de Cartagena alberga también una zona para investigación, biblioteca, sala de lectura, laboratorios y sala de reuniones con el fin de potenciar actividades vinculadas al monumento y a la arquitectura romana a través de congresos, exposiciones temporales o talleres didácticos para centros de enseñanza. Todas ellas están en el edificio de entrada al museo, el rehabilitado palacio de Pasqual de Riquelme.
El segundo cuerpo, situado ante la fachada de la catedral vieja, está destinado a exposiciones permanentes donde se muestran objetos recuperados en las excavaciones arqueológicas, planos, fotografías y audiovisuales, al igual que en los pasillos de transición entre espacios expositivos. Junto con el museo, también abre sus puertas un jardín de tres hectáreas de extensión ubicado en la parte alta del teatro, en una prolongación de otro popular parque, el de Torres. El nuevo corona el monumento romano y es un magnífico mirador sobre la ciudad y su puerto.
Gregorio Mármol (Cartagena), Abre sus puertas el Museo del Teatro Romano de Cartagena, obra de Moneo, El Mundo, 12 de julio de 2008
(Efe, Cartagena), Moneo en Cartagena, El Mundo, 11 de julio de 2008