El secreto del gran templo
Cada gran templo tiene secretos guardados dentro o fuera de sus muros. La catedral de Sevilla, también. En su caso, se trata del plano prácticamente a escala más antiguo de su planta. La guía mediante la que los arquitectos fueron tramando las líneas de la iglesia gótica más grande de la cristiandad, aquella por la que el mundo debía tomar a sus impulsores por locos, acaba de aparecer lejos de su archivo, concretamente en el convento de Bidaurreta (Guipúzcoa).
Un aspecto del interior de la catedral de Sevilla. Alejandro Ruesga
Dos investigadores, Begoña Alonso Ruiz, especialista en arte tardogótico de la Universidad de Cantabria, y Alfonso Jiménez Martín, maestro mayor de la catedral sevillana, lo acaban de identificar. Hasta ahora, el plano de planta completa más antiguo del templo se hallaba en la galería de los Uffizi, en Florencia. Un trazado de Giorgio Vasari, el Joven, que servía como referencia histórica y databa de alrededor de 1604. Pero el descubrimiento de estos dos estudiosos es bastante anterior. De mitad del siglo XV, obra de algunos de los maestros que concibieron la catedral -Juan Normán o Juan de Hoces, su yerno, o Alonso Rodríguez, que trabajaron en ella después del maestre Ysanbarte o el maestre Carlín-, aportará claves novedosas a la historia de la catedral y de la arquitectura española. "Se trata del plano más antiguo de este lugar. No tenemos duda. Pero es que hay más. Puede tratarse del plano a escala más antiguo que exista de un edificio así en España", comenta Begoña Alonso.
Todavía, ambos investigadores andan tomando medida a las dimensiones de su descubrimiento. Su afirmación puede sonar extraña, pero lo cierto es que no siempre han existido delineantes. Hubo un tiempo en que los arquitectos, por norma, no sabían dibujar. "Trazaban los templos a tamaño real, con cuerdas y estacas mediante las que señalaban el lugar exacto de cada piedra", comenta Alonso. Por eso, un plano a escala, era una rareza, una técnica al alcance sólo de algunos visionarios. "Eran muy pocos los que dibujaban a escala, por eso el gótico fue revolucionario también. No sólo por las formas artísticas, además empezaron a aplicarse estos métodos", señala Alonso. De hecho, el primer plano de catedrales que se conoce en Europa es el de la Torre de Colonia, que se hizo antes de 1308 y en España, el dibujo de una catedral más antiguo es el de la fachada de la de Barcelona (1408). "Pero planos de planta tan antiguos, hasta el momento, no se conocían", asegura la estudiosa de la Universidad de Cantabria.
Plano antiguo de la catedral de Sevilla
El misterio del hallazgo no deja de intrigar a sus propios descubridores. ¿Qué hacía el plano de la catedral gótica más grande del mundo en un convento perdido del País Vasco, en la otra punta de España? "De eso no estamos seguros. Es lo que tratamos de averiguar ahora", afirma Alonso. Al parecer, todo comienza con un terremoto. El de Carmona. Se produjo en 1504 y resquebrajó el pilar que sujetaba el cimborrio de la catedral hasta hacer que se desmoronara en diciembre de 1511.
Entonces, el cabildo de Sevilla convocó a todos los grandes arquitectos del momento para que aportaran soluciones al desastre. Fue un duro golpe para un templo que había marcado récords impropios de la época. Como edificio gótico, comenzaron su construcción en 1433. En 1478 vivió una inauguración parcial con el bautizo del infante don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos, y en 1506 quedó terminada oficialmente, según ha contado Alfonso Jiménez.
Así, a principios del siglo XVI, se presentó con su salón gótico, sin contar las capillas, de 110 metros de largo por 58 de ancho; con sus 6.380 metros cuadrados de dimensión, dispuestos para acoger, apretadas, eso sí, más de 17.000 almas. Después, sólo ha sido superado en dimensiones por dos templos: San Pedro del Vaticano y San Pablo, en Londres.
El rastro del plano, sin embargo, está unido a la caída del cimborrio. "Fernando el Católico y su hija Juana la Loca convocaron a los grandes arquitectos. Por allí pasaron Juan de Álava, Juan de Badajoz, Juan de Ruesga...". Pero no son los únicos que tienen que ver con el asunto. Anda mandando mucho en la corte también un hombre importante en época: Don Juan López de Lazarraga, testamentario de la reina Isabel, contador de la corona de Castilla y de la Orden de Santiago. Un noble poderoso. "En 1500, este hombre fundamental en la corte había sido el encargado de montar las Cortes en la catedral de Sevilla", apunta Begoña Alonso.
Fue él quien, según estos investigadores, acabaría llevando el plano a Bidaurreta, donde en 1510 impulsó la construcción del convento, el lugar donde quería ser enterrado junto a su familia. Los arquitectos Juan de Ruesga y Pedro Malpaso lo diseñaron. El rastro del primero, precisamente, dio lugar al descubrimiento del plano. Un trabajo de investigación sobre el maestro de cantería, como eran denominados los arquitectos de antaño, llevó a Alonso hasta el documento. Jiménez -"el hombre que más sabe de la catedral de Sevilla", dice Alonso- tuvo que verificarlo con ella. Son esas casualidades sin precio que premian la soledad de los rastreadores de legajos y papeles.
En el pequeño archivo del convento de Bidaurreta descansaba ese plano desde hace 500 años: un pliego completo y sin recortar de 46 por 55 centímetros donde caben las 20 capillas y cinco naves con 32 pilares extensos unidos a estribos y pilastras. La guía del templo gótico más grande del mundo escondida y sólo al alcance de los eruditos que habían de identificarlo cinco siglos después. Nadie, ni las propias monjas, eran conscientes de ser custodias de un tesoro semejante: la impresionante anatomía desnuda de la catedral de Sevilla.
Jesús Ruiz Mantila, El secreto del gran templo, El País, 13 de julio de 2008
Un aspecto del interior de la catedral de Sevilla. Alejandro Ruesga
Dos investigadores, Begoña Alonso Ruiz, especialista en arte tardogótico de la Universidad de Cantabria, y Alfonso Jiménez Martín, maestro mayor de la catedral sevillana, lo acaban de identificar. Hasta ahora, el plano de planta completa más antiguo del templo se hallaba en la galería de los Uffizi, en Florencia. Un trazado de Giorgio Vasari, el Joven, que servía como referencia histórica y databa de alrededor de 1604. Pero el descubrimiento de estos dos estudiosos es bastante anterior. De mitad del siglo XV, obra de algunos de los maestros que concibieron la catedral -Juan Normán o Juan de Hoces, su yerno, o Alonso Rodríguez, que trabajaron en ella después del maestre Ysanbarte o el maestre Carlín-, aportará claves novedosas a la historia de la catedral y de la arquitectura española. "Se trata del plano más antiguo de este lugar. No tenemos duda. Pero es que hay más. Puede tratarse del plano a escala más antiguo que exista de un edificio así en España", comenta Begoña Alonso.
Todavía, ambos investigadores andan tomando medida a las dimensiones de su descubrimiento. Su afirmación puede sonar extraña, pero lo cierto es que no siempre han existido delineantes. Hubo un tiempo en que los arquitectos, por norma, no sabían dibujar. "Trazaban los templos a tamaño real, con cuerdas y estacas mediante las que señalaban el lugar exacto de cada piedra", comenta Alonso. Por eso, un plano a escala, era una rareza, una técnica al alcance sólo de algunos visionarios. "Eran muy pocos los que dibujaban a escala, por eso el gótico fue revolucionario también. No sólo por las formas artísticas, además empezaron a aplicarse estos métodos", señala Alonso. De hecho, el primer plano de catedrales que se conoce en Europa es el de la Torre de Colonia, que se hizo antes de 1308 y en España, el dibujo de una catedral más antiguo es el de la fachada de la de Barcelona (1408). "Pero planos de planta tan antiguos, hasta el momento, no se conocían", asegura la estudiosa de la Universidad de Cantabria.
Plano antiguo de la catedral de Sevilla
El misterio del hallazgo no deja de intrigar a sus propios descubridores. ¿Qué hacía el plano de la catedral gótica más grande del mundo en un convento perdido del País Vasco, en la otra punta de España? "De eso no estamos seguros. Es lo que tratamos de averiguar ahora", afirma Alonso. Al parecer, todo comienza con un terremoto. El de Carmona. Se produjo en 1504 y resquebrajó el pilar que sujetaba el cimborrio de la catedral hasta hacer que se desmoronara en diciembre de 1511.
Entonces, el cabildo de Sevilla convocó a todos los grandes arquitectos del momento para que aportaran soluciones al desastre. Fue un duro golpe para un templo que había marcado récords impropios de la época. Como edificio gótico, comenzaron su construcción en 1433. En 1478 vivió una inauguración parcial con el bautizo del infante don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos, y en 1506 quedó terminada oficialmente, según ha contado Alfonso Jiménez.
Así, a principios del siglo XVI, se presentó con su salón gótico, sin contar las capillas, de 110 metros de largo por 58 de ancho; con sus 6.380 metros cuadrados de dimensión, dispuestos para acoger, apretadas, eso sí, más de 17.000 almas. Después, sólo ha sido superado en dimensiones por dos templos: San Pedro del Vaticano y San Pablo, en Londres.
El rastro del plano, sin embargo, está unido a la caída del cimborrio. "Fernando el Católico y su hija Juana la Loca convocaron a los grandes arquitectos. Por allí pasaron Juan de Álava, Juan de Badajoz, Juan de Ruesga...". Pero no son los únicos que tienen que ver con el asunto. Anda mandando mucho en la corte también un hombre importante en época: Don Juan López de Lazarraga, testamentario de la reina Isabel, contador de la corona de Castilla y de la Orden de Santiago. Un noble poderoso. "En 1500, este hombre fundamental en la corte había sido el encargado de montar las Cortes en la catedral de Sevilla", apunta Begoña Alonso.
Fue él quien, según estos investigadores, acabaría llevando el plano a Bidaurreta, donde en 1510 impulsó la construcción del convento, el lugar donde quería ser enterrado junto a su familia. Los arquitectos Juan de Ruesga y Pedro Malpaso lo diseñaron. El rastro del primero, precisamente, dio lugar al descubrimiento del plano. Un trabajo de investigación sobre el maestro de cantería, como eran denominados los arquitectos de antaño, llevó a Alonso hasta el documento. Jiménez -"el hombre que más sabe de la catedral de Sevilla", dice Alonso- tuvo que verificarlo con ella. Son esas casualidades sin precio que premian la soledad de los rastreadores de legajos y papeles.
En el pequeño archivo del convento de Bidaurreta descansaba ese plano desde hace 500 años: un pliego completo y sin recortar de 46 por 55 centímetros donde caben las 20 capillas y cinco naves con 32 pilares extensos unidos a estribos y pilastras. La guía del templo gótico más grande del mundo escondida y sólo al alcance de los eruditos que habían de identificarlo cinco siglos después. Nadie, ni las propias monjas, eran conscientes de ser custodias de un tesoro semejante: la impresionante anatomía desnuda de la catedral de Sevilla.
Jesús Ruiz Mantila, El secreto del gran templo, El País, 13 de julio de 2008